La pasión italiana
Una escritora americana recién divorciada acepta a regañadientes un viaje en solitario por la Toscana y acaba comprándose una casa que debió ser bonita en otro tiempo para ahogar penas en ella. A partir de ahí, se espera que la mujer inicie un proceso de reconciliación consigo misma y con la vida, pero el personaje interpretado por la tan guapa como buena actriz Diane Lane nunca evoluciona. No reflexiona sobre su persona ni sobre su lugar en el mundo. Da la impresión de que lo único que quiere es encontrar un italiano que la sumerja en el regocijo el resto de su vida. La mujer reconstruye la casa pero su existencia es una planicie. Ni siquiera intenta expulsar fantasmas a través de su especialidad: es escritora pero bien podría haber sido frutera. Y la historia, cada vez que cae en el tópico, se avergüenza de ello y se disculpa a través de los diálogos por haberlo hecho ("ése es el tipo de cosas que las mujeres americanas creen que dicen los hombres italianos", dice Lane tras escuchar un "me encantaría sumergirme en tus preciosos ojos").
BAJO EL SOL DE LA TOSCANA
Dirección: Audrey Wells. Intérpretes: Diane Lane, Sandra Oh, Raoul Bova. Género: melodrama. Estados Unidos, 2003. Duración: 113 minutos.
El personaje interpretado por Diane Lane nunca evoluciona
Más cercana a las novelas de Antonio Gala que a, por ejemplo, la magnífica Locuras de verano (David Lean, 1955), ambientada en Venecia, Bajo el sol de la Toscana sólo funciona en algunas de las historias paralelas, como, por ejemplo, la de la extravagante señora americana obsesionada con el universo de Fellini, o la del edificio de apartamentos de San Francisco, copado por separados en proceso de divorcio. La Toscana es una maravilla, pero retratarla con una bonita fotografía está chupado.
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