El Observatorio del Poder Judicial afirma que la mayoría de víctimas están casadas

La presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial, Montserrat Comas, se mostró ayer "perpleja" por el documento episcopal que considera los malos tratos de pareja como un "fruto amargo" de la revolución sexual. Aseguró que las demandas de orden de protección a las víctimas son más abundantes entre las mujeres que están o han estado casadas.

"Las afirmaciones de los obispos se basan en la moral burguesa tradicional, en la que la mujer nunca es sujeto de derechos en plena igualdad", dijo Comas. "Esa moral religiosa es la que más ha coadyuvado a que las mujeres en el seno del matrimonio hayan soportado en silencio durante años los malos tratos, porque el mensaje católico era el de aguantar y silenciar estas situaciones sin romper un matrimonio que es para toda la vida", añadió.

Comas también matizó a los obispos: "La violencia doméstica ya existía antes de la revolución sexual". "El amor libre es lo más opuesto a la violencia, porque está basado en la igualdad y la libertad de las personas", añadió.A su juicio, "no se puede frivolizar sobre las causas de una lacra social como ésta". Entre ellas destaca "la profunda desigualdad entre hombres y mujeres, fruto de las relaciones de dominio de los primeros sobre las segundas".

La presidenta del observatorio cree que los obispos no han cotejado los datos. "Hay más casos de violencia doméstica entre los matrimonios que en las parejas de hecho, según revelan las demandas de orden de protección a las víctimas". De las 4.234 órdenes pedidas entre agosto y octubre pasados, el 49% era de mujeres casadas, y el 11%, de separadas o divorciadas, recuerda la magistrada. El 16% era pareja de hecho y el 7,5% ya había roto esa unión.