"La adicción anula la libertad"

El neumólogo José Castillo lleva 36 años tratando enfermedades respiratorias. Fue un fumador considerable -de unos 20 cigarrillos diarios- hasta hace 14 años, más o menos por la época en que se convirtió en el jefe del servicio de enfermedades respiratorias del hospital Virgen del Rocío, en Sevilla. Con el mismo aplomo que emplea para describir los efectos del tabaquismo en sus pacientes explica por qué se desenganchó: "Por miedo". "Por miedo a morir de un cáncer o a una enfermedad crónica". Y sigue: "Cuando una persona es joven se siente inmortal, la preocupación por morir empieza a partir de cierta edad, por eso es difícil quitar a la gente joven de fumar".

El médico es partidario de encerrar el tabaco en las catacumbas de la ilegalidad, aunque no ignora el difícil equilibrio entre su peso económico, con todas las familias que viven de la producción y venta, y su daño clínico. "Si es una droga, que lo es, y genera adicción, que lo hace, y no tuviéramos ningún otro condicionante se debería tratar como a otra droga", expone.

Como eso sólo podría ocurrir en el vacío de un laboratorio, Castillo se muestra partidario de restringir "con sentido común" el consumo del principal agente causante de las enfermedades respiratorias que se tratan en su unidad. Y lo argumenta. "El fumador que quiere seguir dice que no todo el mundo que fuma tiene bronquitis crónica, y le decimos sí, pero más del 90% de los que tienen bronquitis crónica son fumadores". Y sigue: "Dice que no todos los fumadores tienen cáncer de pulmón, pero más del 90% de los que tienen cáncer de pulmón fuman".

Como estas preguntas se las han formulado miles de veces, el médico no tarda ni un segundo en atajar cualquier duda. Por ejemplo, ¿en qué lugar queda la libertad de elección si se prohíbe?

"Cuando hay una adicción se anula la libertad personal, por eso en las unidades de deshabituación hay psicólogos porque el fumador está sometido a una droga que genera adicción". Y remacha: "Si sólo lo dejan 30 de cada 100 personas que dicen voluntariamente que quieren dejarlo significa que no hay libertad personal".

En consecuencia tampoco acepta la inocencia de una cantidad mínima. "Menos cigarrillos son mejores que muchos, pero al crear adicción va en aumento, siempre se empieza fumando poco y se sigue fumando mucho".

Y no hay unos mejores que otros. "Gracias a Dios han suprimido los light, era la trampa para fumar tres o cuatro en vez de uno, y además gastar por cuatro", aclara. Los puros son distintos, pero no se hagan ilusiones. "El cigarrillo tiene un ph ácido y el puro lo tiene básico. No se inhala, pero produce adicción, se absorbe por la boca". El resultado: genera menos cáncer de pulmón y bronquitis crónica, pero incide más en los tumores de la boca.

La edad de inicio en el tabaco es de 13 años. Y ahora fuman más las niñas que los niños. De ahí que el neumólogo defienda una política más restrictiva en los centros educativos y en la publicidad que incentiva el consumo. "Ahí debería empezar el corte. El mal ejemplo de los médicos fumando es igual al de los profesores", señala.

José Castillo aplaude la demanda presentada por la Junta de Andalucía contra seis tabaqueras: "Ese paso fue revolucionario en el país, por primera vez se hace un gesto seguido de otras medidas como las unidades de lucha contra el tabaquismo". Y si se pierde el pleito "no pasa nada", sostiene. Pero dicho esto también aclara que "como científico" no puede aceptar el saber a ciencia cierta que se va a originar una enfermedad a cambio de dinero. Y si el tabaco es una droga más, como asegura el especialista, sólo merece el mismo trato.