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Reportaje:

Diario neurótico desde la Montaña Mágica

Pujol y Maragall asisten a los debates sobre deslocalización en Davos

Son las nueve menos cuarto de la mañana del pasado viernes 23. Un sol de justicia rebota en las montañas nevadas que inspiraron a Thomas Mann. En la entrada del hotel Belvedère, quizá el más elegante de Davos, el ciudadano Jordi Pujol, enfundado en un abrigo príncipe de Gales, se apresta a entrar.

-Voy a un coloquio sobre relaciones transatlánticas Europa-Estados Unidos. He venido a oxigenarme -le dice al periodista.

-En Davos, eso está hecho.

-¿Dónde va usted? -pregunta.

-Hay un seminario de outsourcing y offshoring. Vamos, lo que ha ocurrido en Cataluña estos días.

-Ah, esto cada vez está más sobre la mesa -ratifica.

En la sesión sobre deslocalización de trabajo, uno de los ponentes advierte: "La gente cree que los norteamericanos producen en China por razones de coste. Quisiera subrayar que se trata también de un problema de elevada calidad. La mano de obra china es muy cualificada".

El Este europeo ha superado en competitividad a los países latinoamericanos porque la UE ha incentivado las reformas en los países del área

Al cabo de una hora, en uno de los pasillos, Pujol reflexiona en voz alta.

-La verdad es que se oyen pocas cosas interesantes. La gente dice siempre lo mismo, no sé. Algunos son muy brutos, y ya se sabe en qué están, pero no crea que los europeos dicen algo relevante. Yo soy un patriota europeo, pero aquí faltan líderes.

Antes de abandonar el hotel, el periodista se da casi de bruces con Laura D'Andrea Tyson, la atractiva economista que encabezó el Consejo de Asesores Económicos de Hill Clinton y que ahora es decana de la London Business School.

-Hace un año, usted sostenía que las posibilidades de que los inversores extranjeros huyeran del dólar eran insignificantes. Ahora se pregunta si esos inversores seguirán comprando bonos del Tesoro norteamericano.

-Es que la Administración de Bush ha generado un déficit fiscal que se mantendrá durante varios años, y ello junto a un déficit por cuenta corriente en la balanza de pagos. Es una mala política. Mucha gente se va a preguntar qué hacer, si seguir prestando 1.500 millones de dólares diarios, como lo venía haciendo hasta ahora. No digo que vaya a haber una crisis de confianza. Pero las cosas pueden cambiar.

-¿Cree que habrá por fin una reacción del mercado laboral? ¿Logrará Bush contar con esa baza electoral?

-Es posible que en los próximos meses conozcamos cifras algo mejores. Pero las empresas todavía no apuestan a fondo por la recuperación. De todas maneras, aunque la situación despegue a mediados de año, durante la Administración de Bush se habrán perdido millones de puestos de trabajo. No creo que esa sea su gran baza electoral. Tiene otra...

Laura D'Andrea Tyson sonríe maliciosamente.

-Bush intentará traer a casa a las tropas que están en Irak...

-¿Usted cree?

-Absolutamente. Ésa es su gran baza.

En el hotel Derby, Pascual Maragall, presidente de la Generalitat catalana, vestido en traje negro de pana, espera su turno para intervenir en un coloquio titulado La batalla entre naciones Estado y bloques regionales. De pronto, aparece Pujol, con su esposa. Maragall se sorprende. Pero Pujol no viene a su coloquio-almuerzo. Rebusca en sus papeles. Y por fin aparece. Viene a escuchar explicaciones sobre el ranking de competitividad que todos los años publica el Foro Económico de Davos, y que tiene entre sus ponentes al economista catalán Xavier Sala-i-Martín. El profesor de Columbia viste, en esta ocasión, de manera discreta: una chaqueta color zanahoria. Acaba de conocer a Maragall.

Mientras Maragall adapta sus notas manuscritas al coloquio en el que le han metido a última hora, Pujol sigue, en otro salón, una noticia que le intriga. ¿Por qué los países de Europa del Este han superado, todos, en competitividad a la mayor parte de los países latinoamericanos? A Pujol le gusta la explicación de Mario Blejer, ex presidente del Banco Central de Argentina y actual asesor del Banco de Inglaterra. Blejer dice: "La razón es la diferencia de política entre Estados Unidos y la Unión Europea. EE UU no ofrece nada a los países latinoamericanos, al menos durante estos años. Y la Unión Europea ha puesto en marcha todos los incentivos para que se hagan las reformas en los países del Este".

Después de la comida, el periodista se sienta con Blejer para intercambiar algunas ideas. Aparece Pujol y toma asiento. Quiere sacarle más cosas a Blejer. Tras advertir que es argentino, exclama.

-No lo tome a mal, yo quiero mucho a Argentina, pero no entiendo nada. Ustedes tienen un problema desde hace 50 años. ¿Por qué no se quitan de en medio a los psiquiatras y se preguntan qué coño ha ocurrido?

Al término de la charla, Pujol se ofrece a llevar en coche, un Mercedes, a sus dos interlocutores hasta el centro de conferencias. El economista coge un minibús para acudir a un encuentro. El periodista desciende a la sala de máquinas de Davos. Allí, en el subsuelo, los ordenadores y los hombres de prensa se hacinan en tres pequeños ambientes parecidos a las fábricas de Nike o Gap en Indonesia. Ni más ni menos.

Pasqual Maragall, presidente de la Generalitat, habla con algunos asistentes al Foro Económico, el viernes.
Pasqual Maragall, presidente de la Generalitat, habla con algunos asistentes al Foro Económico, el viernes.EFE

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