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Columna
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Desvergüenza

De nuevo los más pobres de Andalucía están en el punto de mira del Gobierno del PP. Ahora le ha tocado el turno a las personas con derecho a pensión de viudedad y complementos por mínimos. El ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, se niega a facilitar a la Junta de Andalucía el censo de estas personas. Dice que su negativa la ampara la Ley de Protección de Datos. Una respuesta que es absurda. El conocimiento de los poderes públicos, en este caso la Consejería de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía, no viola la intimidad de los pensionistas más pobres. Quien la viola es el ministro, pues está impidiendo a 300.000 familias la ayuda social acordada por el Gobierno andaluz. No es extraño, pues, que el consejero de Asuntos Sociales califique la decisión de no facilitar el censo de pensionistas como chantaje. Es lo menos que debe pedirle el cuerpo y el alma, cuando sin justificación legal se impide que llegue una ayuda social a quienes más la necesitan.

Claro que tampoco pillan de sorpresa estas decisiones. Menos, viniendo de quien viene. Está habituado a desconsiderar a Andalucía. Ahora le ha tocado ampararse en la Ley de Protección de Datos. Ayer en la señora Martínez para no pagar la deuda. Sólo paga si Martínez gana las elecciones autonómicas, lo que en estos momentos, y según las encuestas que se han publicado, está a años luz de lograrse, o sea una tomadura de pelo.

Debe ser su hábito y aunque en muchas ocasiones el hábito no hace al monje, en ésta lo retrata. Lo suyo es tomar el pelo con estas manifestaciones o chantajear, como dice el consejero. Debe ser que los nuevos aires que dicen que trae Mariano Rajoy son los mismos vientos que para Andalucía ha venido trayendo el PP. Negarle todos sus derechos, se llame censo de personas viudas, deuda histórica o investigación de células madre. Da igual. No importan los beneficios que puedan alcanzarse en Andalucía, y por muchos andaluces viudos o enfermos. Lo que importa a este ministro es fastidiar. Debe ser su programa político para Andalucía, y debe gustarle a la candidata a la presidencia de la Junta por el PP, pues la señora Martínez hasta ahora no ha dicho esta boca es mía. A lo peor porque no lo es.

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