Pacto entre los industriales y granjeros del sector del pollo

Las empresas integradoras en el sector del pollo, a través de la interprofesional Propollo, y las organizaciones agrarias Asaja, UPA y COAG, acaban de suscribir un importante acuerdo por el que se pone fin a una vieja batalla entre las partes. Aunque desde el Ministerio de Agricultura se ha presentado el pacto como un acuerdo por la calidad del producto, la realidad es que se trata de un acuerdo económico sobre las condiciones de cría y la retribución de los granjeros.

El acuerdo suscrito supone una mejora de los contratos que suscriban las empresas integradoras y los granjeros, y fija las condiciones desde la cría hasta la salida de granja de los animales. Los pollitos entregados por las integradoras deben reunir las condiciones sanitarias necesarias, pero los granjeros asumen hasta el 2% de mortandad de animales en los cinco primeros días de vida de los animales, pero, a partir de ese porcentaje, las pérdidas serían asumidas por la integradora siempre que el granjero haya cumplido las condiciones requeridas en materia de instalaciones, manejo o control medioambiental.

La calidad de los piensos constituía un viejo debate entre integradores y granjeros al denunciar estos últimos que en ocasiones se modificaba la calidad de los mismos en función de los intereses de mercado. Este acuerdo contempla la obligación de que el pienso que entre en granja vaya acompañado de la etiqueta correspondiente con su calidad nutritiva.

La densidad de los animales por nave será de acuerdo con la normativa comunitaria, y para garantizar un mínimo de renta a los granjeros, las integradoras se comprometen a un mínimo de cinco crianzas por año.

En materia de tratamientos sanitarios, el coste de las vacunas correrá a cargo de la empresa integradora, mientras el coste de los tratamientos curativos se pagarán al 50% con los granjeros, al igual que los costes de carga.