Un caos creativo
Cualquiera que haya asistido a conferencias internacionales en alguna parte del mundo coincidiría que la que se celebra en Bombay es un caos. Incluso para los veteranos de los otros tres foros, celebrados en Porto Alegre, esta cuarta edición supera todo lo conocido en cuanto a desorden y dispersión. Lo cierto es que los organizadores no se quejan. Creen que este desorden está en la misma naturaleza del movimiento antiglobalización y que lo que vemos es un caos creativo.
Una de las participantes reconoce que en muchas ocasiones se está viendo rodeada "de gente que grita cosas que no entiendo y con las que no sé si estoy de acuerdo", pero también prefiere que las cosas sean de este modo a que las discusiones o las manifestaciones sean dirigidas, programadas o excesivamente organizadas. Aunque se pretendiese es difícil poner orden en una conferencia en cuya agenda aparecen más de un millar de actos distintos, sin contar con otros muchos que ocurren fuera del programa.
Los organizadores admiten que en Brasil había algo más de orden, pero que aquí todos han tenido que adaptarse a la idiosincrasia india. "No importa", insisten, "aquí se viene a recibir un torbellino de ideas, esto es una especie de alimento espiritual, una ración de oxígeno para trabajar el resto del año". Oxígeno, en realidad, haría falta para aliviar la respiración en la muy contaminada Bombay.
En cuanto a las raciones, abundan, en efecto, las de comida servida de manera popular. Como explicaba una de las activistas, "es que comer en el Foro no es sólo combatir el hambre, sino una oportunidad de promover la solidaridad".
El próximo año el Foro tiene la intención de volver a Porto Alegre y mantenerse allí cada dos años, como hacen el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en Washington. También pretende fijar las fechas de sus conferencias de forma separada al Foro Económico Mundial de Davos, con el que ha coincidido desde el principio para servir de contrapeso a los portavoces de la economía predominante.
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