Una Fundación llamada Francisco Franco
El pasado 29 de diciembre, como aquel que emprende un viaje a la gola del lobo, me aventuré por las sendas de Internet y acabé, por curiosidad, en la página de la Fundación Nacional Francisco Franco (www.fnff.org).
En esta página busqué los fines de la fundación -más que nada, para saber a qué da pie el hecho de que cada año el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte subvencione con el dinero de nuestros impuestos esta singular fundación-, y me apareció un texto de apenas tres líneas escritas a doble espacio en el que se decía: "Los fines de la Fundación son difundir el conocimiento de Francisco Franco en sus dimensiones humana, política y militar, así como de los logros y realizaciones llevadas a cabo por su régimen político, y fomentar la investigación histórica, educativa y cultural sobre la España de Franco".
No satisfecho con la explicación que se me daba en la página, llamé al teléfono de la fundación. Pregunté al chico que me atendió si me podía dar una explicación más precisa de los fines de su fundación. Y su respuesta fue que de la misma forma que los historiadores defienden la conservación de los vestigios de Julio César en Roma, la fundación defendía los vestigios históricos de Franco en España.
A esta gran demostración de control de la situación del chico, que se notaba que iba preparado, contesté (siempre con cordialidad) que la conservación de los vestigios franquistas podría resultar ofensiva para todos aquellos que fueron torturados por la dictadura franquista y aún seguían vivos. A pesar de las buenas intenciones que puse en conocer qué es lo que se ha pagado con mis impuestos, la respuesta que recibí a continuación fue un largo silencio al otro lado del teléfono.
