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Tom Cruise despliega un encanto milenario

El actor estadounidense confiesa que sus valores morales se acercan a los de 'El último samurái'

Elsa Fernández-Santos

Por si alguien lo había cuestionado, Tom Cruise (Siracusa, Nueva York, 1962) es el genuino -y más profesional- encantador de serpientes. Ayer presentó en Madrid su nueva película, El último samurái, y derrochó una simpatía desarmante, casi excesiva para una estrella de cine que se mueve por el mundo (y por Madrid) con las medidas de seguridad de un presidente de Gobierno.

Sin Penélope Cruz ("¡Ah!... la deliciosa y preciosa Penélope, ¿la echan de menos? Yo también. Se ha quedado en Italia doblando una película en la que está maravillosa"), pero dispuesto a quedar bien en la tierra de su novia, Cruise atendió con la misma profesionalidad a las preguntas de los periodistas (en una conferencia de prensa en la que también participaron el director Edward Zwick y el actor japonés Hiroyuki Sanada) como a sus caprichos: autógrafos, besos y abrazos inmortalizados por las cámaras de decenas de teléfonos móviles e incluso una fugaz conversación fuera de los micrófonos sobre su próximo rodaje (Colateral) con Michael Mann: "Sí, trabajará también Javier Bardem pero todavía no le conozco. ¿Teatro? No, lo descarto del todo, lo hice una vez y no me gustó la experiencia. ¿La tele? Es un medio que no me interesa, no la veo nunca, sólo el fútbol". Sin despegarse de su sonrisa (infalible armadura de la estrella estadounidense), Cruise fue casi el último en irse de una sala de prensa que una hora antes había sido tomada por su particular séquito. Más de 20 personas que ocuparon las primeras filas y que aplaudieron religiosamente la entrada del actor en escena.

"¡Ah!... la deliciosa y preciosa Penélope, ¿la echan de menos? Yo también"
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Tom Cruise ha dedicado dos años de su vida a El último samurái. El actor confiesa con orgullo su obsesiva relación con el trabajo. "Yo me preparo mucho, sin descanso, cada película. Para mí ha sido especialmente difícil aprender las luchas con katas, he tenido que hacer descender mi centro de gravedad, controlar mi equilibrio. Yo quería transmitir la elegancia del héroe y para eso la transformación debía ser física y psíquica. Cada uno tiene un cuerpo con ciertas limitaciones, yo he trabajo en contra de mis propias limitaciones". "¿Que si por fin ganaré el Oscar? Ni lo sé, ni soy el más indicado para decirlo. En cualquier caso, no hago películas para ganar premios".

"La disciplina de las artes marciales forma parte de la interpretación de Tom", aseguró el director, Edward Zwick. "Una disciplina que encierra toda una filosofía sobre la meditación y la vida". Al preguntarle al actor por los valores morales de El último samurái, habló de lo que parecía un viejo asunto tabú: el secreto a voces de su pertenencia a la Iglesia de la Cienciología.

"Como muchos de ustedes ya saben, yo soy miembro de Cienciología y la base de la cienciología es el budismo. Hay una serie de cosas que he leído, que están en la filosofía del samurái y que coinciden con la mía. Para un samurái, el acto de decir algo significa que lo va a hacer, no necesita prometerlo ni asegurarlo. Su grado de responsabilidad es asumir todo lo que dice y hace. Eso lo intento aplicar en mi vida diaria. Decidir lo mejor para mí, para mi familia y para la comunidad en general. Yo nunca olvido que vivo siempre cara a los demás".

Rodada en Japón, El último samurái narra cómo un mercenario del ejército de Estados Unidos viaja a finales del siglo XIX a Japón para acabar con un grupúsculo de guerreros fieles a una cultura de la vida y la muerte milenaria: los samuráis. Capturado por los samuráis, se ve atraído por los valores morales de unos guerreros a los que, finalmente, se une. "Hice esta película para rendir tributo a esa cultura y a esa filosofía. Las películas rompen barreras y esa ruptura de barreras sirve para que nos demos cuenta de que todos somos seres humanos, capaces de celebrar las diferencias del otro. Ésa es la riqueza de la vida y la del cine".

Sobre si la película ha pretendido tener una lectura política sobre la relación de poder que Occidente (y en concreto su país) ejerce sobre Oriente, el actor añadió: "Sólo quisimos contar una historia, cada uno la interpretará según su manera de ver el mundo. No sé si la película llamará la atención sobre factores políticos, pero, de todas formas, sería una vez más erróneo hablar de América como un pensamiento único. No existe un único punto de vista americano. Estados Unidos es un país inmenso, formado de culturas muy diversas. De niño viajé sin descanso con mi familia y pude vivir las diferencias que existen en mi país. Así que no me gustan las generalizaciones ni sobre esto ni sobre casi nada".

Después de visitar Londres y Berlín, Cruise continuará en París la promoción de su película

. Dentro de un coche seguido de otros ocho y con la policía en moto vigilando su paso, el novio de Penélope Cruz se puso las gafas de sol a pesar de la espesa niebla que ayer empañó Madrid.

Tom Cruise, ayer en Madrid.
Tom Cruise, ayer en Madrid.SANTI BURGOS

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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