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Amigo español, amigo estadounidense

Un pequeño edificio de una pedanía de Brasov, en el centro del país, acoge, convertida en museo, la primera escuela en rumano que se creó en Rumania y una extraordinaria colección bibliográfica que está en la raíz del ser nacional. La primera lección de la enciclopedia en rumano que allí estudiaban los alumnos de la segunda mitad del siglo XIX habla de España como un gran país, referencia que servía a los escolares de engarce con una historia cultural y étnica singular, por latina, en la región eslava, historia nacida de la llegada a la Dacia del emperador Trajano, natural de Itálica, en las inmediaciones de la actual Sevilla.

El parentesco lingüístico entre el rumano y el español facilita las relaciones entre ambos países y ya empresas españolas del sector de la construcción, como FCC, o de la madera, como Losan, tantean o tienen negocios en Rumania, donde empresarios españoles buscan mano de obra capaz y fiable, también para traer a España para trabajos de temporada. La región de Brasov espera frutos de una visita de empresarios canarios interesados en el turismo.

Rumania tiene notable potencial para España, país también en la periferia de la Unión Europea, pero socio rico con el que Bucarest querría estrechar relaciones dentro de una Unión que también ha producido desencantos y dado señales equívocas.

Falta de infraestructuras

Vasile Puscas, el ministro de la Integración en Europa, cita expresamente el desinterés de Bruselas por las redes de transporte en la zona y por el corredor del Danubio, imprescindibles para un país sin infraestructura propia.

La alianza con la Unión Europea es la cara civil de una moneda cuya cara militar es el amigo americano, que nunca emitió señales equívocas. Rumania es profundamente atlantista y su fidelidad a Washington será recompensada con la entrada este año en la OTAN.

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La Rumania que acabó con Ceacescu en la Navidad de 1989 nació a la democracia entre turbulencias regionales, acosada por el Este por el conflicto de Transdniéster, que concluyó en 1992, para dar paso a las distintas fases de la guerra de los Balcanes en la frontera occidental. "Europa no tenía respuesta a estos conflictos. Hubo que esperar a que llegaran los estadounidenses para perfilar una seguridad europea", subraya el ministro Puscas.

Con la entrada de Rumania en la UE, las fronteras de la Unión se extienden por el Este hasta el mar Negro. Oriente Próximo y el Cáucaso, como vanguardia de Asia, estarán más cerca que nunca. Rumania no está dispuesta a jugar con la defensa. "La Alianza Atlántica es la piedra angular de la defensa europea", remacha Adrian Davidovi, director general de Asuntos Exteriores.

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