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Entrevista:PERFILJESÚS ALTUNA | Antropólogo

"El euskera es el único testimonio viviente de la prehistoria europea"

Tras estudiar Filosofía y Teología en los seminarios de Vitoria y San Sebastián, Jesús Altuna se licenció y doctoró en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense. Es catedrático de la Universidad del País Vasco y director del Departamento de Prehistoria de la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Su labor investigadora se ha centrado en el arte rupestre y la arqueozoología. Ha formado una colección osteológica de relieve internacional.

El antropólogo Jesús Altuna (Berastegi, 1932) ha acogido "con mucha alegría" el Premio Euskadi de Investigación 2003 en el apartado de Ciencias Sociales y Humanidades, pues reconoce que su trabajo "ha estado bien hecho". "Uno sabe que es abundante, pero no sabe si es digno; cuando un jurado así lo premia, parece que sí", comenta el investigador, quien cita su labor en el yacimiento de Ekain y el logro de que la cueva no se abriera al público, evitando de esta forma su deterioro, como fundamentales en su larga carrera.

Pregunta. ¿Está por fin próxima la conclusión y apertura de la réplica de Ekain?

Respuesta. El edificio está prácticamente concluido y las reproducciones van muy adelantadas. Los que sufren retrasos son los trabajos que tiene que realizar el Ayuntamiento de Zestoa: el aparcamiento y los caminos de acceso a la réplica. Algunas instituciones culturales dicen que no es competencia suya. No sé a quién pertenece hacer las obras, pero la verdad es que el consistorio no las hubiese hecho de no existir el proyecto cultural; precisa ayuda.

P. ¿Cuándo piensa que estará todo listo?

R. Confío en que en 2005 ya esté en funcionamiento.

P. ¿Les cuesta mucho a las instituciones apoyar económicamente proyectos relacionados con áreas como la arqueología o la antropología, no precisamente rentables?

R. Se dan cuenta de que hay que dedicarles dinero, aunque luego ese dinero no revierta. Se notan sus ayudas. Gracias a ellas hacemos muchos proyectos. Hombre, siempre querríamos recibir más. Ahora tenemos el yacimiento de Irikaitz, cerca de Ekain, que hoy por hoy es el único del paleolítico inferior existente en el País Vasco y al que se está ayudando muy poco. La Diputación guipuzcoana debería ayudar más.

P. ¿Se cometen muchos atropellos en el ámbito de la conservación del patrimonio?

R. Creo que sí. Hay veces que el cuidado por parte de las instituciones es excesivamente reducido. Aunque en Guipúzcoa, por ejemplo, se ha hecho una labor enorme estos últimos años con la señalización de los megalitos dispersos por los montes. Estamos tratando de que el Gobierno vasco dé una ayuda a los propietarios privados, porque siempre es una carga tener un bien patrimonial en terreno propio.

P. Tras tantos años de investigaciones, ¿se puede afirmar científicamente que los vascos son diferentes?

R. Hemos visto pasar por aquí mucha gente: indoeuropeos, romanos, godos, árabes, y hemos tenido relaciones con todos, pero hemos conservado nuestra personalidad. El testimonio más claro es la lengua vasca. El único testimonio viviente de la prehistoria europea es el euskera, y eso lo debería conservar Europa con el mismo interés que cualquiera de nosotros, porque es algo singular.

P. ¿Y...?

R. No se está haciendo. De Europa pocas ayudas nos vienen y de Madrid, todavía menos, todo lo contrario.

P. Es usted un discípulo incondicional de José Miguel de Barandiarán. ¿Es todavía una referencia válida?

R. Sin duda. Claro que a Barandiarán (1889-1991) hay que juzgarlo en su época, no con los conocimientos de hoy, sería un anacronismo. Es una referencia válida, sobre todo en etnografía.

P. ¿Por qué?

R. Si él no hubiera excavado tanto como excavó, esos yacimientos se hubieran quedado ahí y hubieran sido excavados posteriormente. Esa información no se hubiera perdido. En cambio, si no llega a recoger las leyendas, mitos, tradiciones, todo lo que la mente popular vasca tenía todavía vivo en su momento, se hubiera perdido.

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