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Reportaje:

Construir grandes asentamientos y destruir los pequeños

Israel anuncia la demolición de cuatro enclaves mientras impulsa la edificación de una nueva colonia en Jerusalén Este

Construir grandes asentamientos, destruir los pequeños. Ésta es la nueva política del Gobierno israelí, que ha empezado a construir una extensa colonia en Jerusalén Este, mientras anuncia la destrucción de cuatro pequeños enclaves, tres de ellos deshabitados, en Cisjordania. Con este doble gesto, el primer ministro, Ariel Sharon, trata de contentar a la comunidad colona, un 8% de la población israelí, pero al mismo tiempo cumplir con las exigencias impuestas por Estados Unidos en la Hoja de Ruta, que le exigen la demolición de las 150 colonias ilegales.

El pueblo de Sawahre, en la colina de Jabel Mukhaber, en Jerusalén Este, está condenado a muerte. Una importante empresa inmobiliaria de capital judío norteamericano ha empezado a construir una lujosa urbanización compuesta de 550 viviendas y que se completará con un gran hotel y una imponente sinagoga. El enclave, bautizado con el nombre de La Vista de Oro, cuenta con el apoyo del Gobierno, de las autoridades del municipio de Jerusalén y de las organizaciones sionistas radicales como El Ad -Hacia la Ciudad de David-. Pero, sobre todo, tiene el beneplácito del Tribunal Supremo, que ha dado ya luz verde al proyecto.

El nuevo enclave, que ha empezado a levantarse en los antiguos terrenos de un vecino palestino -que los vendió con un subterfugio a una constructora por un puñado de miles de dólares-, formará parte del anillo de asentamientos que, desde hace años, ha empezado a rodear Jerusalén en una maniobra del Gobierno israelí destinada a impedir la partición de la ciudad y que una parte, la zona Este, pueda un día acabar convirtiéndose en la capital del Estado de Palestina.

"Este asentamiento es una clara provocación de aquellos que tratan de hacer descarrilar cualquier iniciativa de paz. Sharon y sus colonos están intentando torpedear las soluciones previstas para Jerusalén Este, construyendo una cadena de colonias. Primero fue en Abu Dis, después en Ras el Amud, ahora en Sawahre", asegura Allallu, concejal y líder del partido pacifista Meretz en el Ayuntamiento de Jerusalén, mientras se suma al grupo de activistas israelíes y palestinos que se ha concentrado para pedir la paralización de las obras.

Paradójicamente, el inicio de la construcción del nuevo asentamiento de Sawahre, en Jerusalén Este, ha coincidido con la decisión del Gobierno de Ariel Sharon de empezar a destruir los pequeños enclaves ilegales, que se han levantado en los últimos tres años a lo largo de Cisjordania. La demolición de estos asentamientos era una de las exigencias previas planteadas por EE UU a Israel en el procedimiento preliminar de la aplicación de la Hoja de Ruta, el plan de paz patrocinado por el Cuarteto (EE UU, la UE, Rusia y la ONU) aprobado el pasado mes de junio.

La operación de demolición decretada por Sharon afecta a cuatro pequeños enclaves. Sólo uno de los cuatro enclaves, Ginot Aryeh, situado cerca de Ramala, está habitado por un reducido grupo de 10 familias religiosas, que han decidido trasladarse a vivir en casas prefabricadas, cerca de la sombra protectora de la base militar y del gran asentamiento cercano de Ofra.

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El ministro de Justicia, Tomy Lapid, líder del partido laico Shinui y número tres del Gobierno presidido por Ariel Sharon, ha puesto en marcha un proceso administrativo acelerado que da a los colonos un plazo máximo de 10 días para recurrir contra la destrucción de los enclaves.

La madre de un palestino preso en una cárcel israelí pasa ante imágenes de Arafat ayer en una manifestación en Gaza.
La madre de un palestino preso en una cárcel israelí pasa ante imágenes de Arafat ayer en una manifestación en Gaza.EFE

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