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Columna
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Pensiones

Parece una inocentada, pero el colmo de la pederastia publicitaria (los criticados anuncios con niños) es ese apolíneo abuelo soltándole una filípica al bebé que está en la cuna, y al que seguro agria el biberón: "En cuanto te descuidas", le/ nos viene a decir, "te plantas en 70 castañas".

El deprimente jubilado vende lo mismo que mi banquero con su apocalíptica circular: el sistema público de pensiones va camino de la quiebra y entonces, tras décadas de trabajo, la Seguridad Social no dará ni para pañales. Ergo, hay que prevenir cuando aún se está activo y no demasiado vetusto, y en el siglo XXI a "guardar para la vejez" se le llama planes privados de pensiones.

El anzuelo adquiere múltiples disfraces: desgravación para el próximo IRPF, baterías de cocina, televisores, surtidos de ibéricos, bonificaciones y sugerencias de revalorización... Imaginemos que alguien, con tiempo y ganas, se dedicara a mover planes de un lado para otro, ahora que se puede. Seguro que acabaría almacenando un auténtico hipermercado.

Personalmente, tengo mala experiencia con la promesa de regalos. Y no digamos con la hipotética "revalorización". "Mi" empresa y yo alimentamos mensualmente el plan con unas perritas, pero le debe faltar una hormona porque engulle todo sin crecer en absoluto. Mosqueante, aunque digan que normal con una Bolsa en pérdidas.

Total, que parece que hay que hacerse a la idea de que, con pacto de Toledo o sin él, no debes confiar tu futuro al Estado providencia. Lo que no se acaba de entender es que el gobierno presuma de grandes aumentos de afiliados a la Seguridad Social, porque si así fuera ésta no tendría ningún peligro de quebrar. O será verdad que las cifras camuflan viudos y huérfanos que se apuntan por la cosa médica, y lógicamente no se van a cargar, encima de su desgracia, con la responsabilidad de abonar nuestras pensiones. Pero... ¿y los inmigrantes?, ¿por qué no darles papeles y dejarles cotizar? Mientras me pido el aspirador busco consuelo en la esperanza de que para cuando la debacle, anunciada sobre el 2040, ya estaremos todos calvos. Entre tanto, feliz año.

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