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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Salmonelosis mortal

Un brote de salmonelosis ha acabado con la vida de al menos cuatro ancianos que vivían en una residencia de Jarandilla de la Vera (Cáceres) y ha afectado a una treintena de internos. El origen de la infección fue, según las primeras investigaciones, una cena servida a los residentes el 9 de diciembre y los fallecimientos se produjeron escalonadamente hasta el día 20, según los datos facilitados por la Junta de Extremadura. En esos días también murieron otros dos residentes, que las informaciones oficiales no atribuyen a la salmonelosis.

Los médicos coinciden en considerar muy excepcional que en un solo brote mueran cuatro personas de salmonelosis. La excepcionalidad aumenta si se consideran seis los fallecidos. La infección por salmonela provoca diarrea y vómitos en un periodo de 24 a 48 horas y se suele superar sin problemas si la pérdida de líquido y sales se compensa con rapidez mediante la administración de suero. En niños y mayores se ha de tener mayor cuidado en la rehidratación para evitar complicaciones. ¿Se tuvo ese especial cuidado con los residentes de Nuestra Señora de Sopetrán? No es aventurado pensar que no fue así dado que la mayor parte de las muertes se produjeron más de una semana después de la intoxicación.

De los relatos que ofrecen tanto los familiares de los afectados como algunos otros testigos se deduce que la atención dispensada a los ancianos no estuvo a la altura de las circunstancias, dada la escasez de medios humanos dedicados a la atención de una treintena de enfermos que convirtieron la residencia en un pequeño hospital. Ni hubo suficientes enfermeros y auxiliares ni la atención médica brilló por su eficacia, al tiempo que no se informó de manera puntual a los familiares sobre la evolución de los afectados. Tampoco las estructuras administrativas actuaron con agilidad. Las alarmas no se dispararon en la Consejería de Sanidad hasta una semana después de declarado el brote, y la de Asuntos Sociales aún no ha explicado de manera convincente por qué la residencia seguía funcionando con tan poco personal si una inspección efectuada en octubre ya había detectado esa carencia.

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