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Primeros pasos de una región autónoma en un Irak federal

Juan Carlos Sanz

El atentado de Erbil se produce una semana después de que los máximos líderes del Kurdistán iraquí, Masud Barzani y Yalal Talabani, presentasen su propuesta de Constitución federal para Irak y una vez que el Gobierno turco advirtiese contra cualquier amenaza a "la integridad territorial" de Irak.

Principales y casi únicos aliados internos de la coalición anglo-norteamericana, los kurdos -una quinta parte de los 25 millones de iraquíes- esperan recibir ahora una recompensa por su cooperación. En su proyecto federal intentan establecer una división territorial étnica del nuevo Irak basada en el censo de población de 1957, antes de que el partido Baaz aplicara su política de arabización forzosa de zonas kurdas en torno a Kirkuk y Mosul. El nuevo Gran Kurdistán iraquí absorbería los principales yacimientos de petróleo del norte del país.

Además de las tradicionales provincias kurdas de Dohuk, Erbil y Suleimaniya -que han gozado de autonomía de hecho bajo la protección de la aviación de Londres y Washington desde el final de la guerra del Golfo en 1991- Barzani y Talabani quieren ampliar el Estado federado a toda la región de Kirkuk y amplias zonas de las de Diyala y Mosul. En esas provincias viven varias decenas de miles de turcomanos, una comunidad de lengua turca protegida por Ankara.

Para Turquía resulta inaceptable la perspectiva de un Kurdistán iraquí dotado de amplía autonomía y con grandes recursos económicos en su frontera del sureste, donde se concentra el grueso de los 15 millones de kurdos de Turquía. "Si se producen esos peligrosos movimientos", ha asegurado el ministro de Exteriores turco, Abdulá Gül, "temo que Irak volverá a ser un valle de lágrimas y sufrimientos".

La respuesta de Barzani y Talabani ha sido reinstaurar el Gobierno autónomo conjunto de sus respectivos partidos, que saltó por los aires en 1994 en una sangrienta civil entre kurdos.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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