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PSIQUIATRÍA | El 5,7% de los jóvenes de entre 14 y 18 años ha consumido la droga alguna vez

Los psiquiatras empiezan a recibir casos de psicosis producidos por consumo de 'éxtasis'

Hace años que los investigadores administran anfetaminas a las ratas de laboratorio para inducir en ellas trastornos psicóticos con el fin de probar la eficacia de los nuevos fármacos contra la esquizofrenia. Desafortunadamente, el cerebro de la rata y el nuestro no son tan distintos y la experiencia clínica de muchos psiquiatras españoles comienza a evidenciar la existencia de una relación entre el consumo humano de éxtasis y la aparición de determinadas enfermedades mentales como la psicosis.

Aunque no hay todavía estudios epidemiológicos que confirmen esa relación causal, la revisión de artículos publicados basados en la práctica diaria de psiquiatras ponen de manifiesto que algo ocurre desde que se toma una pastilla de éxtasis hasta que aparece una psicosis, pues ambos fenómenos coinciden con cierta frecuencia. "Se ha publicado un buen número de casos clínicos en los que parece claro que el consumo de MDMA (siglas de 3,4-metilenodioximetanfetamina, nombre científico del éxtasis) se asocia con complicaciones psiquiátricas crónicas como cuadros de despersonalización, síntomas obsesivo-compulsivos, flashbacks, ataques de pánico y otros cuadros de ansiedad, psicosis y depresión", explica Amador Calafat, director de la revista Adicciones, editada por la Sociedad Científica Española para el Estudio del Alcoholismo y otras Toxicomanías.

El consumo de droga sólo desencadenaría una psicosis en personas predispuestas
El 'éxtasis' causa un envejecimiento precoz que afecta a los neurotransmisores

Pese a que no está confirmada la relación causal entre el consumo de éxtasis y la aparición de trastornos psicóticos en humanos, sí lo está en animales, lo que hace pensar que la presencia simultánea de MDMA y trastornos psicóticos que observan en la actividad clínica diaria es más que una mera coincidencia. "El efecto producido por dosis similares a las del consumo en humanos ha sido estudiado en monos, concretamente en monos ardilla y rhesus, y se ha observado que las neuronas serotoninérgicas centrales de estos primates son extremadamente vulnerables a los efectos tóxicos de la MDMA", explica Isabel Colado, del departamento de Farmacología de la Universidad Complutense de Madrid en un artículo publicado por el Observatorio español sobre drogas."Comparados con los roedores, los primates son dos veces más sensibles", explica Colado.

Los investigadores han detectado un daño cerebral parecido en pacientes humanos voluntarios. A través de tomografías por emisión de positrones realizadas a consumidores crónicos de éxtasis tras un período de varios meses de abstinencia se ha encontrado una disminución de los componentes estructurales de las neuronas serotoninérgicas en relación con personas sanas. "Parecer ser que el consumo de éxtasis causa un deterioro neuronal, un envejecimiento cerebral precoz que afecta a los neurotransmisores, que son el sistema de comunicación de nuestro cerebro. La pregunta es si esa muerte neuronal tiene consecuencias a nivel del comportamiento, y todo indica que la respuesta es que sí", explica Julio Bobes, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo.

Los efectos del consumo de éxtasis pueden ser muy variados, no sólo en el tipo de trastorno al que dan lugar sino también en su gravedad. En el caso de la psicosis, un pastilla puede dar lugar a un ataque psicótico esporádico, mientras que un consumo mayor puede desencadenar un psicosis esquizofrénica. No obstante, es evidente que tomarse unas pastillas de éxtasis no da lugar necesariamente a un trastorno psicótico, entre otras cosas porque no salen las cuentas. Según la Encuesta sobre Drogas a Población Escolar de 2000, el 5,7% de los jóvenes de entre 14 y 18 años ha consumido éxtasis alguna vez, y es evidente que pocos de ellos habrán desarrollado una psicosis. Por ejemplo, en el Centro de Toxicomanías de Barakaldo sólo se han detectado 60 casos desde 1996.

Ante esta falta de correlación estadística, los expertos creen que existe una cierta predisposición individual a padecer un trastorno psicótico y que la exposición al éxtasis se limita a desencadenarla. "El riesgo depende no sólo de la cantidad consumida y de su frecuencia sino también de variables individuales como personalidades más predispuestas, situaciones de crisis personal, edad e influencia ambiental", explica Antoni Gual, jefe de la Unidad de Alcohología del hospital Clínico de Barcelona.

Sin embargo, aun considerando al éxtasis como un desencadenante en casos de predisposición, hay una serie de factores que impiden identificar al MDMA como un claro causante de psicosis. "En muchos casos los consumidores de éxtasis no sólo toman esta droga sino que también son adictos a otras, por lo que resulta difícil saber cuál de ellas da lugar al trastorno", afirma Julio Bobes. "Además, el contenido de las pastillas suele ser dudoso, la relación temporal entre el consumo y la aparición de síntomas no está bien establecida, y en muchas ocasiones ya existen antecedentes familiares de trastorno psicótico", añade.

A pesar de ello, todos los expertos coinciden en afirmar que una persona que tome habitualmente pastillas de éxtasis tiene diez veces más posibilidades de padecer psicosis que una persona que no las consuma. "Las psicosis inducidas por estimulantes son progresivas y requieren un largo periodo de abuso, aunque pueden desencadenarse con dosis más bajas en abusadores crónicos", explica Miguel Ángel Landabaso, psiquiatra del Centro de Toxicomanías de Barakaldo.

Jóvenes bailando en una discoteca tecno.
Jóvenes bailando en una discoteca tecno.SANTIAGO CARREGUI

Daños permanentes

El tratamiento de los trastornos psicóticos inducidos por consumo de éxtasis es el mismo que se utiliza en los no inducidos. Miguel Ángel Landabaso investiga la eficacia de un nuevo antipsicótico: la olanzapina. "Un año después del tratamiento prácticamente la totalidad de nuestros pacientes no presenta síntoma alguno", asegura.Sin embargo, Julio Bobes recuerda que aunque los trastornos psicóticos inducidos por sustancias psicoactivas suelen ser reversibles tras la administración de medicación antipsicótica, en los animales experimentales no se ha podido evidenciar ninguna recuperación neuronal.

Algo en lo que también coincide Isabel Collado, investigadora de la Universidad Complutense de Madrid. "Los efectos tóxicos que produce la MDMA en primates son probablemente permanentes. Monos ardilla sometidos a la administración repetida de esta sustancia muestran una pronunciada disminución de la densidad de terminales serotoninérgicos en corteza frontal, núcleo caudado e hipocampo 18 meses e incluso siete años después de administrada la droga".

"Estos resultados sugieren que los axones serotoninérgicos de estos primates no se recuperan de las lesiones y son particularmente relevantes puesto que podrían ser más indicativos de lo que ocurre en humanos", concluye Isabel Colado.

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