EE UU detiene a cientos de miembros de la resistencia tras la captura de Sadam
El sabotaje de dos oleoductos agrava el desabastecimiento de combustible en Bagdad
El mando militar estadounidense aseguró ayer que Sadam Husein no está colaborando durante los interrogatorios. No obstante, el jefe del Estado Mayor del Ejército, el general Richard Myers, declaró ayer que las investigaciones posteriores a la captura del ex dictador, el pasado 13 de diciembre, han permitido detener a "varios centenares" de sospechosos de pertenecer a la resistencia iraquí, algunos de ellos jefes de grupos de rebeldes. La mayor envergadura de las operaciones se debe, añadió, a un "mejor conocimiento de la estructura" de la insurgencia.
Myers no precisó con exactitud cuántas personas han sido detenidas en los últimos siete días. "La operación todavía continúa", dijo a dos cadenas de televisión estadounidenses. Las principales redadas se han producido en Mosul, 400 kilómetros al norte de Bagdad, en el Kurdistán iraquí, y en Faluya y Samarra, en el denominado triángulo suní. En esta región del centro del país -delimitada por Bagdad, Tikrit, al norte, y Ramadi, al oeste-, la resistencia ha lanzado desde que Washington diera por concluida la guerra, el pasado 1 de mayo, los ataques más sangrientos. Sólo en Samarra, a comienzos de la pasada semana, las fuerzas de EE UU detuvieron a más de un centenar de insurgentes.
Pero los ataques de los resistentes continúan. En la madrugada del sábado, en la zona de Ramadi, varios hombres armados dispararon contra un puesto de control militar. Uno de los rebeldes fue herido y tres detenidos. Poco después del mediodía, en la misma región, una patrulla fue atacada con cohetes anticarro, según un comunicado del Ejército estadounidense. Otros tres agresores fueron capturados. El tercer incidente conocido del fin de semana tuvo lugar en Jalaoula, a unas decenas de kilómetros al norte de Bagdad. Según un portavoz militar, una veintena de hombres se enfrentaron a los soldados. Un iraquí murió y otro resultó herido. Tras el ataque, 96 personas fueron aprehendidas.
Veinte jóvenes más fueron hechos prisioneros ayer en Faluya, según varios vecinos citados por Efe. Y el Ministerio de Educación confirmó también la detención de tres científicos por su presunta relación con los programas de armas de destrucción masiva. El titular de la cartera, Ziyad Abderrazak, exigió la liberación inmediata de los tres profesores.
Además de las habituales emboscadas contra las tropas norteamericanas, la resistencia iraquí tampoco ceja en su empeño por agravar el suministro de petróleo. Los rebeldes sabotearon ayer dos de los oleoductos más importantes del país, conectados con las refinerías cercanas a la capital de Irak. A pocas decenas de kilómetros al sur, los insurgentes lanzaron tres cohetes anticarro contra el que une Basora con Bagdad. A 50 kilómetros al norte de esta última ciudad, utilizaron explosivos para reventar el conducto por el que el crudo circula desde el Kurdistán hasta el centro del país. Y un depósito de petróleo también fue destruido en Bagdad. Se perdieron cientos de miles de litros de combustible. Desde que el régimen de Sadam Husein fue derrocado, el 9 de abril, la resistencia ha tenido éxito en 86 sabotajes contra los oleoductos.
La carestía de gasolina empieza a ser un asunto de la máxima importancia. Hace tres semanas, las colas en las estaciones de servicio alcanzaban centenares de metros en Bagdad. Desde hace unos días, las dobles y triples filas de vehículos a la espera de repostar superan los dos kilómetros. Infinidad de ciudadanos optan por recorrer decenas de kilómetros para comprar combustible en el mercado negro. Evitan así hasta 10 horas de espera. Y consiguen también hacerse con grandes cantidades de gasolina. Hace una semana, el Ministerio del Petróleo redujo de 50 a 30 los litros que los automovilistas pueden adquirir en las gasolineras.
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