Una explosión causa 10 muertos en un cruce muy transitado de Bagdad
La policía iraquí atribuye el estallido a un atentado y EE UU asegura que fue un accidente
La violencia no amaina en Irak cuatro días después de la captura de Sadam Husein. Un suicida que conducía un camión cisterna cargado con explosivos causó la muerte de al menos 10 personas, entre ellos algunos niños y un policía, y decenas de heridos poco antes de que ayer amaneciera en Bagdad. Portavoces militares de EE UU, sin embargo, aseguraron que se trató de un accidente de tráfico provocado por el choque de un camión cisterna con un coche en un populoso barrio del suroeste de Bagdad. La policía iraquí sostiene que fue un atentado.
La mayoría de los oficiales de la policía se inclina por la tesis de que la intención del suicida era causar una masacre y atentar contra una comisaría situada a unos cientos de metros del lugar de la explosión, aunque el vehículo explotó junto a un pequeño autobús donde se hallaban casi todas las víctimas mortales.
A las 6.00 hora local (4.00 en la España penínsular), una tremenda explosión despertó a buena parte de la ciudad. Aunque es habitual oir fuertes deflagraciones en la capital iraquí, la de ayer hizo vibrar los cristales de viviendas y hoteles a cinco kilómetros de distancia. A esas horas, y aunque aún no había despuntado el día, el trasiego de trabajadores ya comienza a ser apreciable.
El panorama en el escenario del atentado era espeluznante. Al lado de un enorme complejo en el que radican decenas de talleres mecánicos, dos vehículos, un Toyota y una pequeña furgoneta, estaban completamente quemados en medio de un cruce de dos amplias avenidas de Al Baya, un distrito popular en el suroeste de Bagdad. Los huesos de un esqueleto calcinado eran bien visibles en el interior del Toyota.
El brutal estallido derribó semáforos y farolas, algunas de ellas impregnadas de sangre. Un chaval removía miembros y órganos humanos despedazados que todavía se veían sobre el asfalto cuatro horas después del atentado. Varios curiosos se retiraron con arcadas. "En el microbús había ocho personas, dos de ellas niñas. Salvo el conductor", asegura un testigo presencial, "todos murieron".
La explosión provocó que al menos tres coches -además del minibús y del vehículo del suicida, que al parecer colisionaron- se vieran envueltos en sendas bolas de fuego. Enormes piezas del camión cisterna amarillo saltaron por los aires y fueron a parar a 130 metros de un eje y un trozo del motor que quedaron en el lugar de la deflagración. Pedazos de neumáticos, ropa y zapatos estaban desperdigados en varias decenas de metros a la redonda. Un vecino afirma que un montón de cristales cayeron en su vivienda, a más de 200 metros. "Volaron varios contenedores cercanos. Vi algunos cuerpos destrozados en el suelo, uno al menos era de una niña", dice Farid Nayif, agente de la comisaría de Al Daura, que está situada a unos cientos de metros y que era el probable objetivo del terrorista. Esta sede policial ya había sido atacada recientemente. Hasin Saba Fahed, general de la policía de Bagdad, aseguró que se trataba de un "atentado dirigido contra civiles. Es un acto terrorista porque no hay ningún blanco militar en esa zona". Y añadió: "El camión no transportaba combustible, estaba repleto de explosivos".
Según algunos testigos, el camión circulaba a toda velocidad sin importarle si se topaba con otros coches. La mayoría relata que chocó contra el minibús, provocándose entonces la explosión. Cinco horas después del atentado, varios soldados estadounidenses explosionaron dos granadas que se habían desprendido del vehículo cisterna, tras acordonar toda la zona, en la que numerosos niños andaban de un lado a otro. Los oficiales de la nueva policía de Bagdad que trabajaban sobre el terreno apuestan por la hipótesis de que el camión se dirigía contra la comisaría de Al Daura.
El policía Farid Nayif destacó que se había encontrado la identificación del supuesto suicida, un hombre con barba natural de Faluya, una ciudad a unos 50 kilómetros al oeste de Bagdad, en el denominado triángulo suní, en la que las manifestaciones de apoyo al dictador depuesto el pasado 9 de abril terminan casi siempre con gran violencia.
Convoy del Ejército
Los bomberos tardaron más de cuatro horas en limpiar el cruce de calles. El hecho de que muchas víctimas sufrieran heridas de gravedad hace presagiar que el número de muertos aumentará. Los afectados fueron trasladados al cercano hospital de Al Yarmuk, uno de los más importantes de la capital de Irak.
Por otra parte, en los alrededores de Bagdad, un iraquí murió y otros dos resultaron heridos por una bomba de fabricación casera colocada al borde de una carretera. Aparentemente, el artefacto debía estallar al paso de un convoy del Ejército de Estados Unidos, según aseguró un portavoz militar.
Aunque no se produjeron víctimas mortales, en la ciudad de Mosul, 400 kilómetros al norte de Bagdad, cuatro personas resultaron heridas después de que centenares de estudiantes se manifestaran en respaldo de Sadam Husein portando retratos y billetes con la efigie del tirano. Los jóvenes atacaron sedes de algunos partidos políticos que forman parte del Consejo de Gobierno iraquí, a los que calificaron de "traidores" y "colaboradores de Estados Unidos". La policía disparó tiros al aire y soldados norteamericanos dispersaron la manifestación a porrazos.
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