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Reportaje:

Cuando los generales salen del armario

Tres altos mandos militares estadounidenses jubilados revelan su homosexualidad

En Estados Unidos está prohibido ser gay y soldado. Según las normas militares, una persona que admite ser homosexual o lesbiana es expulsada del Ejército. Washington, que nunca se ha atrevido a encarar el problema, practica desde hace diez años la política del don't ask, don't tell (no preguntes y no cuentes), un compromiso que permite reclutar a gays condenándolos a una doble vida. Ahora, dos generales y un almirante jubilados han revelado su homosexualidad para denunciar el fracaso de una década de silencio.

Los generales Keith Kerr y Virgil Richard y el almirante Alan Steinman, los más altos mandos estadounidenses en salir del armario, describieron unas vidas de mentiras y secretos. "Nadie sabía que era gay cuando estaba en activo", comentó a The New York Times el general Richard, que dejó su puesto en 1991, tras 32 años en el Ejército, "Reprimí mis deseos y no me permití ser quien realmente era, porque había demasiadas cosas en juego". Al empezar de cirujano en la Armada, recordó el almirante Steinman, se encontró sin querer en una situación muy delicada mientras atendía a un paciente. "Le interrumpí porque vi que estaba a punto de decirme que era gay y hubiera tenido que denunciarle para que le expulsaran", cuenta.

Desde que el presidente Bill Clinton impuso el don't ask, don't tell en noviembre de 1993, unos 10.000 soldados han sido expulsados del Ejército por revelar su identidad sexual. Los militares argumentan que la presencia de homosexuales o lesbianas merma la cohesión del grupo y pone en peligro la moral de las tropas. "Lo que no tiene ningún fundamento. En estos momentos, ejércitos de 24 países

permiten que soldados gays sirvan en sus filas", explica Aaron Belkin, director del Centro para el Estudio de las Minorías Sexuales en el Ejército, una asociación de Santa Bárbara (California) que defiende los derechos gays.

Convivencia normal

Belkin estima que hay un millón de gays y lesbianas entre los 25 millones de militares jubilados, y de 50.000 a 60.000 entre el millón y medio de soldados en activo, ninguno abiertamente. "Lo más irónico es que muchos están sirviendo ahora en Irak con ejércitos que tienen una política mucho más abierta. Del frente nos han llegado muchas anécdotas sobre esta convivencia, que, por lo visto, está transcurriendo con normalidad", dijo.

El pasado junio, la Corte Suprema de EE UU declaró ilegales las leyes que seguían condenando las prácticas homosexuales en 13 Estados del país. Aquella fue una decisión histórica. Pero el Ejército tiene otras reglas. "El artículo 1.25 del Código Militar", comenta Belkin, "condena a una pena de cinco años de cárcel por delito a cualquier persona que sea sorprendida practicando la sodomía o el sexo oral. La decisión de estos tres altos mandos", añade, " es importante, pero simbólica. Nos queda mucho camino por recorrer. En las primarias a las elecciones presidenciales, los candidatos demócratas suelen pedir la abrogación de las leyes antigay, pero luego se olvidan del tema. Los republicanos no quieren perder votantes religiosos, y no creo que nada cambie antes de 10 o 20 años".

De  izquierda a derecha, los generales Virgil Richard y Keith Kerr y el almirante Alan Steinman.
De izquierda a derecha, los generales Virgil Richard y Keith Kerr y el almirante Alan Steinman.AP

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