La terapia secuencial del cáncer de mama es menos tóxica
Un estudio realizado por expertos del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (Geicam) ha demostrado que el tratamiento secuencial quimioterápico (administrado en fases consecutivas) es igual de eficaz y menos tóxico que el concomitante (aplicado en una sesión) en pacientes con cáncer de mama avanzado. La nueva pauta de administración realizada con dos de los fármacos más activos en cáncer de mama rompe con la convencional, utilizada desde 1960, y abre nuevas vías para el tratamiento adyuvante, esto es, aquel que se da en fases más precoces después de la cirugía. La opción terapéutica fue aceptada el pasado junio como terapia estándar en el congreso de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO), la reunión científica de mayor prestigio sobre cáncer.
En la investigación, pendiente de publicación en la revista de la sociedad americana Journal Clinical Oncology, han participado 82 hospitales públicos de todo el territorio nacional y 144 pacientes con una edad media de 60 años y cáncer de mama metastásico en hígado, pulmón o huesos.
Mejorar la calidad de vida
Los datos del estudio revelan que la respuesta al tratamiento fue análoga si se aplicaba de forma secuencial o concomitante, un 60% de los casos, pero que la neutropenia febril (efecto secundario de la quimioterapia que se caracteriza por la disminución de leucocitos y depresión del sistema inmunológico) en el tratamiento secuencial asciende a un 33,8%, mientras que con el tratamiento convencional alcanza al 50% de las enfermas. De igual manera, se demuestra que en las pacientes que recibieron tratamiento secuencial tienen menor cansancio y diarrea severa, que son otros efectos secundarios de la quimioterapia.
"Las novedades en cáncer se dan a pequeñas dosis. Nuestro avance es más práctico que científico, y no consiste en descubrir ningún gen nuevo u otro factor que revolucione el manejo del cáncer de mama, sino que lo que hemos conseguido es optimizar los tratamientos de que ya disponemos. No vamos a curar a más gente, pero sí mejorar la calidad de vida y disminuir los ingresos hospitalarios", apunta Emilio Alba, coordinador del estudio y especialista del hospital Clínico Virgen de la Victoria de Málaga.
Según avanzó en una reunión del Grupo Español de Investigación en Cáncer Ginecológico (Psamoma), el tratamiento se aplicaría en fase IV, cuando el cáncer ya se ha diseminado. "Además, ahora, una vez demostrada su eficacia y menor toxicidad", añadió, "se abren nuevas vías para utilizarlo como terapia posoperatoria en estadios iniciales, es decir, en cánceres en fase I, cuando todavía no están afectados los ganglios axilares, y en fase II, cuando ya existe afectación ganglionar".
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