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Entrevista:PETER SLEIGHT | Ex presidente de la Liga Mundial contra la Hipertensión | LA LUCHA CONTRA LA TENSIÓN ARTERIAL ALTA

"La solución para la hipertensión es más política que médica"

La hipertensión es causa directa de más del 12% de las muertes en España, según el Instituto Nacional de Estadística. Pero se puede combatir. "La solución es más política que médica", afirma el médico británico Peter Sleight, profesor en la Universidad de Oxford desde 1964, ex presidente de la Liga Mundial contra la Hipertensión y uno de los expertos en tratamiento de la enfermedad.

Pregunta. ¿Cómo está usted de tensión?

Respuesta. Bien. No quiero decir mis cifras, pero me medico a diario y son buenas.

P. De todas formas, las cifras son algo relativo. En Estados Unidos acaban de bajar el límite de lo que se considera una tensión arterial normal...

R. Es verdad. Se consideraba que se padecía hipertensión cuando la máxima era de más de 140, y lo han bajado a 130. Pero hay que tener en cuenta que realmente el valor normal de la presión es 110, que es la que tenemos cuando nacemos. Sería con la que seguiríamos si mantuviéramos un estilo de vida saludable. El envejecimiento, la dieta y la falta de ejercicio hace que suba con los años. Por eso la media está en 140. La gente joven tiene alrededor de 120, y a partir de ahí, uno engorda, como yo, y la tensión sube.

"Si los médicos dicen que se cambien los hábitos, nadie les hace caso"
"Tengo mucho interés en que destaque lo malo que es el tabaco para la hipertensión"
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P. Ha venido a España a un simposio sobre prevención del riesgo cardiovascular. ¿Es que hay alguna novedad?

R. El mensaje principal sigue siendo que hay que hacer una vida saludable, tomar menos sal, hacer ejercicio y por supuesto, no fumar. Tengo mucho interés en que destaque lo malo que es el tabaco para la hipertensión.

P. Eso es lo que se ha dicho siempre, ¿no?

R. Lo que ocurre es que eso está cambiando.

P. ¿Por ejemplo?

R. Actualmente, la industria alimentaria en el Reino Unido ha empezado a colaborar mucho. La presión de los consumidores ha conseguido que disminuyan la cantidad de sal en las comidas. Y me refiero a alimentos como el pan, que es un alimento básico. Y también en comidas precocinadas, como pizzas y congelados, que se venden en grandes supermercados. Si la reducción de la sal se hace poco a poco, los consumidores se acostumbran. Esto se empezó a hacer hace 20 años en Finlandia, y el resultado es que la presión sanguínea en Finlandia ha bajado mucho. También usan una sal que está compuesta al 50% por cloruro sódico y cloruro potásico, que de hecho es más sabrosa pero tiene menos sodio, sustancia que sube la tensión, y el resultado es que en Finlandia ha bajado mucho el número de infartos y ataques cardiacos.

P. ¿Hacen falta leyes entonces que limiten la sal, por ejemplo?

R. Es un proceso muy difícil de hacer. Se necesita ir poco a poco, educando a la industria. No se puede luchar contra ella, porque nunca se gana: tienen más dinero que nosotros y más influencia, así que hay que convencerles de que pueden ganar dinero con el cambio, quizá vendiendo sus productos un céntimo más caro porque son saludables. Y así les convences de reducir la sal y de que no van a perder dinero, como ha pasado en Inglaterra. Y hace falta que la industria se responsabilice. Ahora, la industria está empezando a ponerse un poco nerviosa porque temen que pase como con el tabaco y comiencen los juicios de gente que diga que por comer ciertos productos han engordado mucho y eso les ha causado ataques cardiacos, como ha pasado en EE UU con los McDonalds. Así que poco a poco, si no se les asusta demasiado, tienen que hacer algo. No se trata de hacer que pongan en las etiquetas "este producto es venenoso". Ellos responden a la presión de los consumidores, y esto tiene que hacerse políticamente, no médicamente.

P. Parece que no tiene mucha confianza en los médicos...

R. Si los médicos te dicen que cambies de hábitos, nadie les hace caso. Tampoco en España, que tiene la proporción más alta de médicos fumadores, por ejemplo. En Inglaterra, en cambio, la tasa de los que fuman es de las más bajas.

Esto no ocurre porque los médicos ingleses sean más inteligentes. Lo que pasó fue que dos personas de Oxford hicieron un estudio maravilloso durante 40 años en el que investigaron cuánto fumaban y cuánto bebían los médicos, y encontraron que la mitad de los que fumaban morían prematuramente. Es un riesgo enorme. Todo el mundo cuando se le dice que no fume contesta que cruzar la calle también es peligroso, pero la probabilidad de sufrir un atropello no es del 50%. Y este mensaje llegó muy claramente a los médicos, y dejaron de fumar.

La gente decía que los pobres médicos morían antes porque la responsabilidad de cuidar de nuestra salud les estresaba. Eso es una idiotez. Los médicos morían antes porque ganaban lo suficiente y podían permitirse el lujo de fumar y llevar una vida poco saludable. Ahora, en cambio, viven más que la mayoría de la población, y eso es porque se asustaron. Los médicos lo saben, pero son muy malos en transmitir esta idea a sus pacientes.

P. ¿Qué más puede hacerse?

R. Se puede construir circuitos para bicicletas para que los niños puedan ir al colegio pedaleando sin que los padres tengan que llevarles en coche, por ejemplo. Y eso depende de las autoridades. Por eso digo que las medidas son políticas.

P. Pero estas medidas ya llegan tarde para mucha gente.

R. Entonces lo que hay que hacer es que la gente se trate adecuadamente. Si se descubre que alguien tiene la tensión alta -y no hace falta que lo sea mucho-, entonces tienen que ser controlados, y ahora, con el rango de medicamentos disponibles, eso se puede hacer fácilmente.

P. Hay una gran variedad de fármacos, y deben tomarse de por vida. ¿Qué puede hacerse?

R. Yo diría que la primera línea de actuación son los diuréticos, para eliminar el sodio del cuerpo expulsándolo con la orina. Pero hay que tomarlos con algo más que conserve el potasio, porque el sodio es malo, pero el potasio es bueno. Un método son los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (IECA). El objetivo es impedir la acción de la angiotensina.

P. ¿Por qué?

R. La angiotensina desempeña un papel muy importante. Nosotros producimos angiotensina probablemente como un recuerdo de tiempos antiguos, cuando el hombre era cazador y guerreaba. Entonces era frecuente que sangrara. Cuando uno sangra, la angiotensina ayuda a mantener el volumen de sangre. Detiene la micción para conservar fluidos, estimula la sed, constriñe los vasos sanguíneos para mantener la presión y todo esto, que se desarrolló por un buen motivo hace miles de años, ahora no ayuda. Si, por ejemplo, hay un problema cardiaco y baja la tensión, el cerebro dice: "Oh, debemos de estar sangrando", y entonces aumenta la producción de angiotensina, con lo que sube la tensión y aumenta la retención de sodio, y todo esto es malo.

P. La angiotensina es una proteína, y su síntesis está codificada en un gen. ¿Es la hipertensión una enfermedad genética?

R. Todo está influido por nuestros genes. Por eso hay gente que puede hacerlo todo mal, y no tener problemas. Pero en general, en casi todo el mundo, la solución está en bajar los niveles de angiotensina. Lo que hace una mala combinación genética es que uno desarrolle una enfermedad cardiovascular o sufra un infarto antes que el que tiene los genes correctos. Los genes pueden protegerte o acelerar el proceso, dependiendo de cómo seas.

P. ¿Se podrá curar la hipertensión mediante terapia genética?

R. Todavía no. Es posible que se esté haciendo algo, pero yo no lo conozco. La hipertensión es una enfermedad poligenética, que depende de muchos genes. Lo que se está haciendo ahora es analizar grandes poblaciones para encontrarlos todos. Pero la solución está en un horizonte de 10 años, por lo menos.

El cardiólogo británico Peter Sleight.
El cardiólogo británico Peter Sleight.MANUEL ESCALERA

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