Europa tiene el doble de hipertensos que EE UU
El menor control europeo de la tensión explica que la tasa de ictus sea también dos veces mayor
Por qué hay el doble de ictus en Europa que en Estados Unidos? La mayor esperanza de vida europea es una de las claves. Pero si se tiene presente que la hipertensión es la principal causa del ictus (también llamado accidente cerebral vascular, infarto cerebral y, popularmente, "derrame"), un importante estudio acaba de aportar una buena respuesta al certificar que en Europa hay casi el doble de hipertensos que en EE UU y que, además, el porcentaje de pacientes controlados con los fármacos es la mitad.
Aunque el tratamiento de la hipertensión deja mucho que desear en todo el mundo, se venía sospechando que no era igual a un lado y otro del Atlántico. Las cifras no cuadraban, pero se atribuía en parte a la utilización de distintas varas de medir. El estudio que ahora sale a la luz ha realizado una comparación fiable entre EE UU, Canadá y cinco países de Europa (Alemania, Italia, Reino Unido, Suecia y España) y pone en evidencia las enormes carencias europeas en el control de la hipertensión.
La tensión alta está relacionada con una de cada cuatro muertes en la edad media de la vida
La frecuencia de la hipertensión en Europa era un 44%, y un 28% en EE UU y Canadá
El análisis comparativo de siete estudios realizados en los años noventa (uno por país, con muestras de población de entre 35 y 64 años) refleja una frecuencia de la hipertensión en Europa del 44% frente a un 28% en EE UU y Canadá, mientras que el grado de control era un 25% y un 50%, respectivamente. Los datos pueden levantar ampollas en los cinco países europeos, pues el exceso de presión en las arterias tiene que ver con una de cada cuatro muertes en la edad media de la vida. Y tiene que ver además con la mitad de los ictus (sólo en España hay 100.000 cada año), de los cuales un 38% acaban causando la muerte, y un 30%, discapacidades graves.
En los países europeos, según el estudio, no sólo había menos hipertensos tratados que en EE UU y Canadá, sino que además el porcentaje de pacientes que han alcanzado con el tratamiento unas cifras normales de tensión arterial (la alta por debajo de 140 y la baja inferior a 90 milímetros de mercurio) era claramente menor: 54% en EE UU, 47% en Canadá, 40% en Inglaterra, 29% en Alemania, 28% en Italia, 21% en Suecia y 19% en España.
El estudio, que se publicará en enero de 2004 en la revista Hypertension y está disponible desde el 24 de noviembre en Internet, ha sido coordinado por cuatro de los más destacados epidemiólogos cardiovasculares: Katarina Wolf-Maier y Richard S. Cooper, de Chicago; José Ramón Banegas, de Madrid, y Neil Poulter, de Londres. Para el epidemiólogo español, la conclusión está clara: "El tratamiento de la hipertensión arterial ha sido perseguido más agresivamente en Norteamérica que en Europa, y los réditos obtenidos en el control son, consiguientemente, mayores allí".
Además, añade Banegas, "la mayor proporción de hipertensos tratados y controlados en Estados Unidos es presumiblemente el responsable en parte de que las tasas de ictus sean el doble en Europa que en EE UU".
Las cifras son especialmente elocuentes si se considera el conjunto de la población hipertensa (la tratada y la no tratada). "Sólo el 5% de los residentes en España y el 10% de los residentes en Inglaterra con hipertensión la tenían controlada", afirma Richard S. Cooper, catedrático de Medicina Preventiva y Epidemiología de la Universidad Loyola de Chicago.
El presidente de la Sociedad Española de Hipertensión, Josep Redón, considera que este dato no se ajusta a la realidad actual española y que actualmente "el tratamiento de hipertensión en España no es peor que en EE UU". Banegas reconoce que los datos de Hypertension reflejan la situación en España en 1990, cuando se realizó el estudio español analizado, y para el tramo de edades de 35 a 64 años. "En la actualidad, y para el conjunto de la población general de España mayor de 18 años, están tratados el 85% de los hipertensos conocidos, es decir, el 55% de todos los hipertensos, y están controlados el 25% de los hipertensos tratados, es decir, el 15% de todos los hipertensos", afirma.
Aunque queda mucho por hacer, como reconocen los investigadores, el panorama ha mejorado. "Mientras que a comienzos de los noventa, en poblaciones de edades medias, la prevalencia de hipertensión era un 70% superior en España que en EE UU, a finales de los noventa y comienzos del siglo XXI la prevalencia de hipertensión en todos los adultos es un 20% superior en España que en EE UU", explica Banegas.
No hay una sola clave que conduzca al éxito en el control de la hipertensión, pero las cifras de tensión a partir de las cuales debe comenzar a tratarse pueden ser una de ellas. "Hemos encontrado diferentes opiniones entre países respecto a qué nivel de presión arterial necesita tratamiento", afirma Cooper. Y añade: "Buena parte de la variación en la tasa de éxito en el control de la hipertensión parece relacionada con la estrategia de tratamiento adoptada por cada país".
La revisión, hace medio año, de los criterios para definir la hipertensión en EE UU establece como principal novedad la categoría de prehipertensos para quienes tienen cifras de presión arterial sistólica (la alta) entre 120 y 139 y de diastólica (la baja) entre 80 y 89. Las guías europeas establecen el concepto de tensión normal alta para las cifras de sistólica de 130 a 139. Y en lo que existe consenso es en considerar hipertenso a quien tiene una presión arterial mayor de 140/90.
"Aunque las guías para el manejo de la hipertensión varían entre países, esto no explica completamente el diferente éxito obtenido por los esfuerzos nacionales de control de la hipertensión. Es necesario investigar más el impacto de las nuevas guías clínicas y de salud pública sobre el control de la la presión arterial", apunta Banegas.
Las razones del descontrol
La hipertensión es muy fácil de diagnosticar y tiene tratamiento eficaz. Entonces, ¿por qué hay, tanto en Europa como en EE UU, un control tan bajo de la hipertensión? Para empezar, tres o cuatro hipertensos de cada 10 no saben que lo son. De los que sí lo saben, un 85% (tanto en España como en EE UU) están siendo tratados con fármacos, lo que representa entre un 55% y un 58% de todos los hipertensos. Los datos más recientes referidos a España indican que sólo están bien controlados (con las cifras de presión arterial por debajo de 140/90) un 25%. Por lo que a la postre resulta que sólo un 15% de todos los hipertensos mayores de 18 años tiene bien controlada su tensión. No es el 5% del estudio de Hypertension, porque las edades consideradas son diferentes y además hay un desfase de una década entre ambos estudios. Con todo, el control sigue siendo muy bajo. ¿Por qué?
"Las razones son múltiples, incluso en los hipertensos tratados con fármacos", responde José Ramón Banegas, profesor de Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid. "Entre las más importantes están la escasa importancia dada todavía por muchos médicos a la presión sistólica en comparación con la diastólica". Y añade: "Es importante que los clínicos pretendan alcanzar en la práctica el objetivo terapéutico recomendado por las directrices internacionales de presiones inferiores a 140/90 milímetros de mercurio, y no se contenten simplemente con reducir algo las cifras o conformarse con los anteriores límites de 160/95 propugnados antes de los años noventa".
Josep Redón, presidente de la Sociedad Española de Hipertensión, reconoce que una parte importante de la responsabilidad es de los médicos, pero también de los pacientes. "Como la hipertensión no da síntomas, muchos pacientes abandonan el tratamiento", dice. "Además, cuando un paciente inicia el tratamiento antihipertensivo pasa de una situación en la que no tenía síntomas a otra en la que puede tenerlos por los efectos secundarios de los fármacos".
Las diferencias de control por sexo tampoco son despreciables. El estudio de Hypertension ha constatado que el control es dos veces mayor en las mujeres que en los hombres en España, Italia, Canadá y Estados Unidos.
Aparte de todo esto, como apunta Redón, hay que tener en cuenta que la hipertensión es un proceso evolutivo, heterogéneo y complejo. Y cuando se empieza a tratar, normalmente ya hay daño en las arterias.
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