Italia propone un reparto de poder en la UE contrario a las pretensiones de España
Roma afirma que no puede haber "un compromiso a la baja" sobre la Constitución europea
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, echó ayer un jarro de agua fría a su amigo José María Aznar. La presidencia de la UE, Italia, anunció ayer en Bruselas que será hoy cuando envíe a los Gobiernos las últimas fórmulas de compromiso para que los líderes europeos intenten pactar el viernes y sábado la primera Constitución de Europa. El documento, sin embargo, no incluirá alternativa alguna al sistema de doble mayoría previsto en el proyecto constitucional para tomar decisiones en el Consejo de la Unión Europea y que España rechaza, según afirmó el ministro italiano de Asuntos Exteriores, Franco Frattini, quien advirtió a Madrid: "No puede haber un compromiso a la baja".
Tras una reunión con los ministros de Exteriores de los Veinticinco (los Quince más los 10 candidatos) a la que no asistió la española Ana Palacio por encontrarse en Marruecos, Frattini aseguró que "la presidencia italiana no ha visto oportuno" presentar alternativas en ese terreno, a pesar de las reiteradas exigencias del Gobierno español para que lo hiciera. "La propuesta no contendrá cambios en relación con el proyecto en lo relativo a la doble mayoría", afirmó. El proyecto prevé que las decisiones del Consejo serán válidas cuando sean apoyadas por una mayoría de Estados (más del 50%) que representen al menos al 60% de la población de la Unión.
Frattini habló en todo momento de que no habrá alternativa a la doble mayoría, pero no cerró la opción a que en las negociaciones de los líderes pueda encontrarse algún acuerdo a la hora de modificar esos porcentajes. Tampoco la abrió. Simplemente se limitó a decir que, hasta el momento, "no se han encontrado posibilidades de acuerdo" ni en la variación de esos porcentajes ni en la hipótesis de aprobar toda la Constitución salvo el reparto de poder, dejando este capítulo aparcado para ser resuelto antes de 2009, momento hasta el cual estará en vigor el sistema de voto pactado en Niza.
En el caso de que algún país o los líderes se planteen alguna alternativa, Frattini aclaró cuáles son las condiciones: "No aceptaremos un Tratado constitucional que no solucione los problemas de los europeos, que vaya atrás en la propuesta de la Convención [redactora del proyecto]". Es decir, podrían plantearse alternativas, pero siempre dentro del sistema de doble mayoría que liga directamente el peso de cada país con la población de cada uno. Sí cerró, por el contrario, la posibilidad de que el Tratado de Niza, al que España se agarra como a un hierro ardiendo, siga vigente indefinidamente.
El ministro italiano no olvidó dejar en el aire la responsabilidad que asumiría uno o varios Gobiernos que opten por bloquear la primera Constitución europea, que debe ser adoptada por unanimidad. "O un buen Tratado o ninguno. Cada cual será libre de aceptar una Constitución o de no tenerla". Se alinea así Italia con las llamadas de alerta hechas por el canciller alemán, Gerhard Schröder, o el presidente francés, Jacques Chirac. Ambos se reunirán hoy en París para preparar la cumbre de los días 12 y 13 en Bruselas. Después, Schröder recibirá al presidente polaco, Alexander Kwasniewski, el gran aliado en esta guerra de Aznar, quien también prevé hablar con el canciller durante la cumbre.
Ayer, una fuente oficial española explicó que el Gobierno maneja tres escenarios o posibilidades: mantener Niza (sólo Polonia lo apoya), respetar la doble mayoría 50%-60% (los grandes la defienden a capa y espada), modificar esos porcentajes (con un 50%-66% España tendría casi el mismo poder de bloqueo que en Niza), retocar el reparto de votos de Niza (sólo España lo menciona) o fijar esa cita para pactar el reparto de poder antes de 2009 (Polonia, España y Reino Unido lo ven bien). "De la Constitución queremos todo menos la doble mayoría. Otros dicen que o la doble mayoría o nada", se quejó esa fuente. La cumbre europea del viernes y sábado se presenta tan complicada que la presidencia italiana ya advirtió ayer de que seguramente se empleará también la mañana del domingo para intentar cerrar el acuerdo.
Ayer, además, los ministros de Exteriores abrieron un frente con el Parlamento Europeo que será difícil de manejar. El proyecto constitucional prevé que sea la Eurocámara, netamente ganadora en la elaboración del nuevo Tratado, la que tenga la última palabra al aprobar los presupuestos anuales de la UE (más de 100.000 millones de euros). Los ministros de Finanzas (Ecofin) ya advirtieron su desacuerdo en septiembre porque les resta poder. Respondió el Parlamento que era "un casus belli, una línea roja" que no consentirían. Pues bien, ayer los ministros (España lo apoyó) pactaron que Italia presente hoy en su documento una fórmula de compromiso "para que no haya vencedores ni vencidos", en palabras de Frattini, de modo que la última palabra quede en el tejado de los dos, que tendrían que pactar los presupuestos en caso de discrepancia.
Los ministros sí dejaron cerrado un asunto espinoso relativo a la ampliación: los Veinticinco siguen apostando por la entrada de Rumania y Bulgaria en enero de 2007. Eso sí, siempre que cumpla los criterios de acceso. Hasta los actuales candidatos que entrarán el próximo mayo lo apoyaron (Letonia, Lituania, Estonia, Polonia, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Chipre y Malta).
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