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LA CUMBRE HISPANO-MARROQUÍ

Los acuerdos alcanzados en la cumbre no satisfacen a los Gobiernos de ambos países

La firma de ayuda financiera de 390 millones a Rabat fue aplazada para 'vestir' la reunión

Los jefes de Gobierno de España y de Marruecos, José María Aznar y Driss Jettu, anunciarán al término de su primera cumbre desde 1999 acuerdos para volver a reactivar una relación que descarriló hace casi dos años, pero los compromisos alcanzados distan mucho de satisfacer a las delegaciones que los negociaron. El más vistoso de los acuerdos que serán suscritos concierne a la ayuda financiera española, que asciende a 390 millones de euros de aquí hasta 2007 o hasta 2009, en función de los tramos.

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A lo largo de las últimas semanas, los marroquíes han hecho gestos y tomado iniciativas para crear un clima propicio al desarrollo de la cumbre de Marraquech: aceptación de patrullas conjuntas, de guardias civiles y gendarmes, para luchar contra la inmigración clandestina; expulsión en avión a Nigeria de unos 500 subsaharianos llegados a Ujda para emprender viaje a España, y atribución a Repsol de concesiones para efectuar prospecciones petroleras en aguas del norte de Marruecos, entre otros asuntos.

El más vistoso de los acuerdos que serán ahora suscritos concierne la ayuda financiera española, que asciende a 390 millones de euros, de aquí al 2007 o al 2009, en función de los tramos. Tras los atentados de Casablanca, en mayo, el entonces secretario de Estado de Comercio, Juan Costa, quiso expresar la solidaridad española. Viajó rápidamente a Casablanca donde hizo ese ofrecimiento.

El vicepresidente primero del Gobierno, Rodrigo Rato, debería haberse desplazado a Marruecos en julio para firmarlo. No lo hizo y el Gobierno español optó entonces por suscribirlo en diciembre para, según un diplomático, "dar así más contenido a la cumbre".

El "paquete" financiero consta, primero, de 300 millones de créditos concesionales, con cargo al Fondo de Ayuda al Desarrollo, y también comerciales, otorgados en las condiciones, algo menos favorables, estipuladas por la OCDE. La cantidad global es inferior a la de anteriores ayudas proporcionadas por España. Servirá para adquirir productos españoles y costear infraestructuras y planes de desarrollo social.

A ese monto hay que añadir otros 40 millones de canje de la deuda oficial marroquí con España por inversión. Las empresas españolas la recompran, con fuertes descuentos, al Instituto de Crédito Oficial y la utilizan para invertir en Marruecos. Es la cuarta vez, desde febrero de 1996, que el Ministerio de Economía acepta esta reconversión de la deuda para estimular la inversión.

La novedad es que habrá también ahora un primer tramo, de unos 50 millones, de canje de deuda oficial por inversión pública. Con ella se pagarán proyectos de mejora de la habitabilidad y de modernización de empresas.

Crecimiento económico

Merece la pena hacer este esfuerzo adicional, según explicó el vicepresidente Rodrigo Rato, porque "Marruecos ha resuelto sus problemas macroeconómicos, está inmerso en un proceso de liberalización y está alcanzado tasas de crecimiento más intensas". Este año el PIB crecerá un 5,5%.

El segundo acuerdo que se rubricará en Marraquech concierne, según confirmó el delegado del Gobierno para la extranjería, Gonzalo Robles, la repatriación de menores marroquíes. Robles deseaba agilizar la devolución de los 4.878 adolescentes acogidos en España, algo que el Gobierno de Rabat ha acabado por aceptar. No está dispuesto, en cambio, a ceder en otro asunto de mucho mayor calado: la readmisión de los subsaharianos que procedentes de sus costas desembarcan en España.

Junto con los dos primeros acuerdos es probable que se hagan públicos otros compromisos menores. Estos avances modestos no pueden enmascarar las profundas divergencias sobre los subsaharianos, la exportación del hachís del Rif a Europa, la delimitación de la mediana que separe las aguas marroquíes y canarias o la aplicación restrictiva por España, según Rabat, del convenio sobre mano de obra de 2001. Más grave aún, desde el punto de vista marroquí, es el respaldo español al llamado plan Baker para el Sáhara que el Gobierno Rabat rechaza.

"Marruecos y España han dado formalmente por cerrada la crisis sin que se haya resuelto ni uno solo de los contenciosos que la originaron", escribe Iván Martín, profesor de la Universidad Carlos III. La reconciliación bilateral es aún muy frágil.

Cualquier malentendido puede provocar un nuevo descarrilamiento en las relaciones entre los dos países vecinos.

Imagen de la reunión de las delegaciones de Interior de ambos países.
Imagen de la reunión de las delegaciones de Interior de ambos países.EFE

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