Aznar sólo acepta cambios "secundarios" en la Constitución y rechaza reformar el Senado
El presidente rechaza que las comunidades puedan tener derecho de veto en la Cámara alta
José María Aznar admitió ayer que sólo está dispuesto a "reformas secundarias" de la Constitución, como establecer la igualdad entre hombre y mujer en la línea sucesoria de la Corona, iniciativa que fijó para la próxima legislatura. El presidente del Gobierno distinguió entre esas reformas "secundarias" y otras de mayor calado, que en su opinión afectarían a la "esencia" de la Constitución, a las "bases sobre las que se ha construido la convivencia". Precisó cuatro temas intocables: el régimen político, las libertades fundamentales, el equilibrio de poderes y la unidad de España en torno al modelo de Estado de las autonomías. En esta línea, se opuso rotundamente a la reforma de la Cámara alta. "El Senado está bien como está", enfatizó.
Considera innecesaria la reunión del Pacto Antiterrorista que reclama Zapatero
Aznar aprovechó la segunda jornada de conmemoración en el Congreso del 25 aniversario de la Constitución para responder a las cuatro propuestas de reforma de la Ley Fundamental presentadas recientemente por el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero. Nunca el presidente del Gobierno había sido tan explícito en esta cuestión. Admitió la posibilidad de reformas, pero "secundarias", y mantuvo sus conocidas posiciones, con matices nuevos.
Lo hizo en una rueda de prensa en una de las salas del Congreso, en la que aprovechó para despedir su última intervención como jefe del Gobierno en la conmemoración de la Constitución.
Aznar aceptó uno de los planteamientos de Zapatero, el establecimiento de la igualdad entre hombre y mujer en la línea sucesoria de la Corona, pero rechazó otra de más calado político: la reforma que haga del Senado una verdadera Cámara territorial. En cuanto a las otras dos propuestas que defiende el PSOE, de tono menor -nominación expresa de las 17 comunidades autónomas y alusión a la Constitución europea en la Ley Fundamental-, dio por sobreentendido que las admite.
El presidente del Gobierno afirmó que "el Senado está bien como está", pues "ya es una buena Cámara de representación territorial", en alusión a que una parte de los senadores se eligen desde las comunidades autónomas y que ya existe en la Cámara alta una Comisión General de las Comunidades Autónomas a las que pueden asistir los presidentes autonómicos.
Argumentó con énfasis su rechazo a la reforma del Senado por el derecho de veto que plantean los partidos nacionalistas de Cataluña, Euskadi y Galicia para cuando se debatan leyes autonómicas que afecten a estas comunidades, una antigua reclamación nacionalista que recoge expresamente el programa de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), formación que ayer ultimaba un acuerdo con el PSC para gobernar en la Generalitat de Cataluña. "¿Es usted partidario de que algunas comunidades puedan tener derecho al veto? ¿Se quiere un Senado en el que unas comunidades sean más que otras? ¿Se quiere un Tribunal Constitucional en el que unos sean más otros? Yo digo que no", afirmó Aznar.
Ya en clara alusión a ERC, y adelantándose a próximos acontecimientos, dijo que "no puede ser que un partido, con el 15% de los votos en una comunidad autónoma, y que además dice que se quiere ir de España, pueda promover una mutación constitucional". "Eso no ocurre en ninguna parte del mundo".
Sin embargo, aceptó "por lógica" una reforma constitucional limitada a que se establezca la igualdad del hombre y la mujer en la sucesión de la Corona, pues "nadie discute el principio de igualdad". No obstante, aseguró que no es una cuestión "urgente" y la fijó para la próxima legislatura.
A partir de ahí, Aznar volvió a su discurso habitual al advertir, en alusión a las propuestas nacionalistas desde Euskadi o Cataluña, de que tocar "cualquiera de los cuatro ejes fundamentales de la Constitución enunciados" podría derivar en un "conflicto político" cuyas consecuencias "no se sabe dónde terminarían". Insistió en la reclamación de "prudencia" y en la defensa de una "estabilidad constitucional" que "tan buen resultado ha dado durante estos años".
Nuevamente, y en alusión ya no sólo al plan Ibarretxe, sino a la anunciada reforma del Estatuto de Cataluña, que promueven en esa comunidad todos los partidos con excepción del PP, Aznar adelantó que exigirá a cualquier reforma que se ponga sobre la mesa que diga expresamente "cuál es el fin que persigue" y que considerará "inaceptables" las que conlleven "segregación de una parte de la población, afecten al pacto de 1978 o supongan un cambio de régimen", ya en alusión más directa a la propuesta soberanista de Ibarretxe.
No faltó una referencia crítica al PSOE. Primero, para justificar la actuación unilateral del Gobierno central frente al plan Ibarretxe. Justificó la falta de conversaciones previas con el PSOE a la decisión gubernamental de recurrir dicho plan ante el Tribunal Constitucional y a la reciente reforma del Código Penal para sancionar con penas de cárcel a Ibarretxe. Argumentó que lo hizo así porque los socialistas "decidieron emprender su propio camino" frente al plan soberanista del lehendakari, en alusión a la campaña autónoma que ha emprendido el Partido Socialista de Euskadi (PSE) contra dicho plan bajo el lema Más Estatuto. "Es una equivocación que yo la respeto. Pero no les he visto ninguna propuesta", dijo Aznar.
Además, consideró innecesaria una reunión de la Comisión de Seguimiento del Pacto Antiterrorista, integrada por el Gobierno, el PP y PSOE, pese a que Zapatero la ha solicitado con motivo del tercer aniversario de su firma. "¿Para qué? Si me dicen que el plan Ibarretxe forma parte del Pacto Antiterrorista podría ser. Pero nadie me lo ha dicho", dijo en alusión al PSOE.
Finalmente, justificó la "urgencia" de la reforma del Código Penal por su "carácter disuasorio" ante quienes dicen con "mucha antelación que las reglas no importan y las van a pasar por alto".
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