Rajoy ofrecerá al PSOE cuatro grandes pactos sobre cuestiones de Estado si gana las elecciones

Algo del espíritu de consenso que el Rey elogió el sábado en el 25º aniversario de la Constitución debió quedar en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de los Diputados. Allí, en una conversación informal con un grupo de periodistas, Mariano Rajoy anunció ayer que si -como predicen las encuestas- gana como candidato del PP las elecciones en marzo lo segundo que hará será llamar al primer partido de la oposición, al PSOE, para intentar recomponer el consenso en cuatro cuestiones de Estado "capitales": la política exterior, la respuesta "conjunta" al plan Ibarretxe, el modelo de Estado y la política social.

La oferta de consenso al PSOE sobre esas cuatro "cuestiones de Estado" será la segunda iniciativa de Rajoy, porque la primera, ya anunciada, va a ser invitar a empresarios y sindicatos

a negociar una nueva reforma laboral que dé más flexibilidad a los contratos, sobre todo en la regulación de la jornada laboral, para reducir la tasa de paro entre las mujeres, y que modifique el modelo de negociación colectiva en las empresas.

Rajoy enfatizó que hay que hacer un "colosal esfuerzo" para que "haya más españoles trabajando", que eso es "capital" para "mejorar el bienestar global", garantizar el crecimiento, la convergencia con Europa y el "progreso real" del país. Su objetivo es llevar el número de cotizantes a la Seguridad Social a 21 millones de trabajadores, frente a los 16,8 millones que hay en la actualidad.

Consenso tras las elecciones

Si su primera iniciativa será proponer un acuerdo a sindicatos y empresarios con "el objetivo del pleno empleo en esta década", la segunda consistirá en buscar el consenso con el primer partido de la oposición en cuatro cuestiones de Estado. No lo hará de aquí a las elecciones porque, según su propia confesión, en estos meses "todo el mundo está a lo que está", es decir, está intentando acentuar las discrepancias con el adversario para ganarle en las urnas.

En esas diferencias propias del periodo preelectoral incluyó la polémica por la modificación en el Senado del Código Penal para tipificar los delitos de convocatoria de referéndum ilegal y de financiación con fondos públicos de partidos ilegales. Rajoy añadió que su programa electoral incluirá más reformas del Código Penal para reforzar la lucha contra el terrorismo. Y que confía en que tras las elecciones esas reformas se entiendan mejor por todos.

Pero si hay que recuperar algo es porque se ha perdido. Y eso es lo que ha ocurrido, según el análisis implícito de Rajoy, en las cuatro cuestiones de Estado sobre las que ofrecerá recuperar el consenso.

En política exterior la discrepancia surgió a partir de la crisis de Irak, aunque el candidato del PP creyó ver un cierto "cambio de tono" en el líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, durante el debate del pasado martes en el Congreso. Es también palpable la discrepancia en la respuesta al plan Ibarretxe, toda vez que el PSOE se niega a ir de la mano del PP en su rechazo al plan soberanista del lehendakari. La falta de acuerdo sobre el modelo de Estado también es palpable. Los populares opinan que los socialistas han "abandonado el discurso de un partido nacional".

Y, pese a que aún no ha estallado esta polémica, una de las propuestas clave de Rajoy en política social promete ser otro frente de disputa pues pone en solfa la reforma educativa del PSOE en sus 13 años de Gobierno. Rajoy defiende "recuperar los valores del trabajo y el esfuerzo en la escuela" y reforzar los contenidos para mejorar los resultados académicos de los niños en matemáticas y lengua. Es decir, "quiere profundizar" en la Ley de Calidad y acabar de enterrar la Logse.