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271 personas murieron en 2002 mientras esperaban un trasplante

El 67% de los fallecidos en España aguardaba un hígado

Cerca de 5.000 personas esperaban para recibir un órgano a finales del año pasado, según la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). El 95% lo conseguirá. Durante 2002 el número de enfermos fallecidos mientras aguardaban fue de 271, algo más del 5%, de acuerdo con datos de la revista Consumer. La ONT recalcó que no todos los fallecimientos son atribuibles a la espera, y que la tasa de mortalidad es la más baja del mundo.

"No es lo mismo hablar de lista de espera para un trasplante de riñón [que forman el grueso de los que aguardan y entre los que la mortalidad no llega al 1%] que de otros órganos, como el hígado y el corazón", indicaron fuentes de la Organización Nacional de Trasplantes. La mortalidad en las listas de espera para un trasplante tiene muchas causas, y no siempre obedece al retraso en recibir el órgano. Muchas veces el fallecimiento es consecuencia del mal estado general del paciente, una situación que se agrava con el envejecimiento de los candidatos (su edad media es superior a los 50 años), y no es algo raro realizar trasplantes a personas con más de 70 años, afirmaron fuentes de Sanidad.

Estas circunstancias hacen que la elevada tasa de donaciones de España (la más alta del mundo con 33,7 donantes por cada millón de habitantes) no sea suficiente para que todos los enfermos reciban a tiempo el órgano que necesitan. Los pacientes que esperaban un riñón (3.933 pacientes a finales de 2002) son la mayor parte de quienes forman la lista de espera para un trasplante, y quienes tienen que aguardar más tiempo.

Este grupo de enfermos, el más numeroso, presenta bajas tasas de mortalidad (menos del 1%, según la ONT), lo que supone que mueren cada año unos 40. La razón es el desarrollo de sistemas como la diálisis, que permiten suplir de forma artificial los órganos dañados.

Pendientes de un hígado había 546, de un corazón 96, de recibir uno o los dos pulmones 196 personas más y de un trasplante de páncreas o simultáneo de páncreas y riñón otras 47 personas. En este grupo la tasa de mortalidad media es la mayor, porque se trata de órganos sin recambio y vitales.

Según los datos aportados durante el I Congreso Nacional sobre Bioética y Trasplante celebrado en Pamplona la semana pasada, 181 de los fallecidos estaban a la espera de un hígado. El resto hasta los 271 (alrededor de 50) eran enfermos que aguardaban para recibir un corazón, uno o dos pulmones, páncreas o intestino, un órgano que ha empezado a trasplantarse hace poco (el primer caso registrado por la ONT es de 1999).

3.600 donantes posibles

Una de las causas para que no haya órganos suficientes para todos es que menos de uno de cada 100 fallecidos es apto para donar sus órganos. Como cada año mueren unas 360.000 personas, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), esta cifra representaría unos 3.600 donantes potenciales. De ellos, en 2002, sólo se usaron los órganos de 1.409 donantes de cadáver, con los que se realizaron 5.207 trasplantes. Estas cifras reflejan que en el 82% de los casos se pudo obtener más de un órgano por cada fallecimiento (en 1993 esta proporción fue del 70%, según la ONT).

La tasa de negativas (casos en que se pide a la familia del fallecido permiso para utilizar los órganos y éstos no lo dan) es todavía del 22%. Consumer recuerda que todas las personas que mueren son donantes potenciales de órganos, salvo que hayan manifestado expresamente su negativa (o que su familia se oponga si el fallecido no ha dado autorización para que se reimplanten sus órganos).

La revista preguntó a 407 personas acerca de su postura sobre la donación de órganos (todos o una parte de ellos) y encontró que 50 (la octava parte) declaró que era donante de órganos. "Pero la realidad no es tan grave: otro 56% de los encuestados asegura estar dispuesto a que se utilicen sus órganos con este propósito solidario", indican los autores del artículo.

Entre los no donantes, la mayoría lo son porque no se lo han planteado o no conocen a nadie que necesite sus órganos. Sólo un 2% aduce motivos religiosos para oponerse a la donación, "a pesar de que la Iglesia católica y la inmensa mayoría de las confesiones no se oponen a esta práctica", resalta la revista.

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