Italia impide el acuerdo sobre ensayos con células embrionarias
España se suma a última hora a las posiciones más restrictivas
Italia, presidenta de turno de la Unión Europea, bloqueó ayer cualquier acuerdo sobre financiación comunitaria de ensayos con células madre de embriones. En su estrategia contó con la ayuda de España, que se sumó a sus tesis, las más restrictivas, además de distantes, de la propia ley aprobada en Madrid. Ayer era la última oportunidad de decidir sobre el fin de la moratoria que acaba el próximo 31 de diciembre. A falta de acuerdo, paradójicamente, Bruselas podrá subvencionar a partir del 1 de enero proyectos de investigación con células madre embrionarias.
Los ministros de Investigación de la UE, reunidos ayer en Bruselas, se habían impuesto resolver antes de fin de año cómo salir de la moratoria impuesta, consistente en hacer durante este año sólo ensayos con células madre ya aisladas en laboratorio. La propia presidencia se encargó de taponar las salidas.
La propuesta que Italia puso sobre la mesa consistía en permitir financiar sólo los ensayos que utilizaran "células madre o líneas celulares creadas antes del 3 de diciembre de 2003". La Comisión y la mayor parte de los países de la UE alegaron que tal condición frenaba totalmente la investigación en este campo, porque apenas hay líneas celulares creadas en Europa hasta la fecha.
Sorpresivamente, España se puso del lado italiano. "Hemos advertido de que nuestra ley va más lejos, pero que apoyábamos a Italia para buscar un mínimo común denominador", explicó el ministro de Ciencia y Tecnología, Juan Costa. Tal movimiento, sin embargo, situó a España en el bando de la minoría de bloqueo, formado por Italia, Alemania, Austria, Portugal y Luxemburgo. A la hora de votar, incluso Austria se desmarcó del grupo y optó por la abstención.
La Comisión Europea propuso entonces otra fórmula: financiar los ensayos que utilizaran embriones (no células madre o líneas celulares) creados antes de ayer. Tal propuesta, muy similar a la ley española, habría obtenido un respaldo mucho mayor, si bien eran casi seguros los votos en contra de Alemania, Portugal, Luxemburgo y la propia Italia: una minoría de bloqueo de la que las presidencias suelen huir en bien de su obligada imparcialidad.
Sesión interrumpida
De ahí que Italia optara por levantar la sesión, que apenas duró un par de horas, sin someter a voto la propuesta del comisario europeo Philippe Busquin. De nuevo Juan Costa terció a favor de Italia: "Habíamos venido aquí a decidir sólo sobre la propuesta de la presidencia".
Irlanda, que presidirá la UE el próximo semestre y está afrontando una polémica interna por apoyar la financiación comunitaria a estos ensayos, no quería heredar esta patata caliente y, de hecho, su portavoz, Sinéad Rayan, explicó ayer que no retomará el asunto en la UE mientras no haya una mayoría clara a favor de alguna de las opciones. Irlanda estaba ayer dispuesta a votar a favor de la Comisión, y también a favor de Italia. "La presidencia ha contabilizado nuestra postura como una abstención, lo que no cambia nada, porque no había una mayoría cualificada para ninguna de las dos propuestas", dijo Ryan.
La ministra italiana de Instrucción, Letizia Moratti, aseguró que su propuesta era más avanzada que la estadounidense, que impone como fecha límite el 7 de agosto de 2001, pero Busquin alegó que no son situaciones comparables, porque en Estados Unidos es más importante la investigación privada, a la que no se le imponen las mismas condiciones.
El resultado de la cacofonía escenificada ayer en Bruselas crea un embrollo jurídico sin precedentes. Dada la ausencia de decisión, la moratoria termina el 31 de diciembre, y a partir del 1 de enero y hasta el 31 de diciembre de 2006 entra en vigor el VI Programa Marco de Investigación tal como fue aprobado, por lo cual Bruselas puede aprobar la financiación con fondos comunitarios de ensayos que utilicen células madre procedentes de embriones sobrantes. Así lo aprobó el Parlamento Europeo y los ministros de Investigación, que, tras dar su visto bueno, revocaron su propia decisión a la hora de aprobar los llamados "programas específicos" y las "normas de participación".
Pero la Comisión tendrá que someter a votación cada proyecto en el comité de programas, donde votan los países. Las minorías de bloqueo podrían repetirse, lo que un experto de Bruselas ve improbable, ya que aquí funcionan en sentido contrario: hace falta mayoría cualificada para bloquear un proyecto.
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