"La actuación del Gobierno alemán en el Pacto de Estabilidad fue lamentable"
La presidenta de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Alemania, la doctora en Ciencias Físicas, de 49 años, Angela Merkel, considera sumamente "lamentable e irresponsable" el enfrentamiento del Gobierno alemán con la Comisión Europea con motivo del incumplimiento del Pacto de Estabilidad. Merkel está de acuerdo con la posición del canciller, Gerhard Schröder, y su ministro de Exteriores, Joschka Fischer, sobre la futura Constitución europea y el reparto de los votos en contra de las exigencias de España y Polonia. Merkel recibió en su despacho del Parlamento Federal (Bundestag) en Berlín a EL PAÍS y La Repubblica de Italia. El texto de la entrevista se sometió al proceso de autorización, se suavizaron sus afirmaciones y no coincide del todo con la conversación mantenida en Reichstag.
"Minimizar el Holocausto atenta contra los principios de mi partido"
El incumplimiento del Pacto de Estabilidad y la decisión de Bruselas de no sancionar a Francia y Alemania provoca en Merkel esta reflexión: "En la decisión de Bruselas participaron varios países, incluida la presidencia. No sólo Alemania y Francia. El ministro de Hacienda alemán
[el socialdemócrata Hans Eichel] consiguió una mayoría quizás precisamente gracias a los países que pensaron que a ellos podría llegar a ocurrirles lo mismo. Esto no significa que el rechazo del Consejo del Ecofin [ministros de Hacienda de la UE] a las obligaciones exigidas por la Comisión sea menos importante. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento ha sufrido un duro golpe. Desde una perspectiva alemana, me parece sumamente lamentable e irresponsable que sea el Gobierno federal el que se haya enfrentado con semejante dureza con la Comisión Europea. Me parece absolutamente errado que el Gobierno alemán proceda con semejante incomprensión ante la Comisión y el Pacto cuando se trata del Pacto de Estabilidad, en el que la misma Alemania intervino y que mi país quería darle una forma más estricta".
No lo tendrá fácil el jefe del PP, Mariano Rajoy, que el próximo día 9 visita a Merkel en Berlín, si intenta convencerla sobre el reparto de votos en la futura Europa. Según Merkel, "la Convención ha encontrado una solución más democrática y transparente. Apoyo las votaciones con una doble mayoría. Es justo para los Estados pequeños, medianos y grandes. Espero que Italia convenza a España y a Polonia".
Sostiene Merkel que Turquía no debe ingresar en la UE: "Hay que celebrar las reformas de Turquía en su camino hacia Europa. Pero no podemos exigir a nadie más de lo que puede dar. Primero, la UE tiene que poder política, institucional y económicamente con la entrada de diez nuevos miembros en mayo de 2004. Por eso me parece que tiene más sentido hablar con Turquía de una asociación privilegiada con la UE y después ampliarla. Un ingreso de Turquía en la UE ahora plantea demasiadas exigencias a ambas partes".
Se dice que Merkel podría ser la Margareth Thatcher alemana por su exigencia de reformar con dureza el Estado social. Merkel no lo acepta: "La señora Thatcher estaba contra la unidad alemana, y por eso yo no resulto demasiado adecuada para esa comparación". No obstante añade Merkel: "Alemania vive desde hace tiempo a costa de su sustancia. Por eso hay que decidirse por reformas cualitativamente eficaces, en vez de por un proceso de lentos y laboriosos cambios que resultan insuficientes y producen dolores permanentes. Por eso necesitamos transformaciones estudiadas a fondo y adaptadas a la globalización. Necesitamos separar los sistemas de seguridad social de los costes laborales. La CDU, en el congreso del partido [a partir de mañana en Leipzig], decidirá sobre las nuevas vías en los sistemas impositivos y de seguridad social". A pesar de la crisis alemana y la necesidad de las reformas Merkel se opone a una gran coalición de los dos grandes partidos, SPD (socialdemócratas) y CDU / CSU (democristianos): "El país no necesita ahora una gran coalición. Las grandes coaliciones son construcciones en las que muy pocas cosas se mueven y siempre se llega al menor acuerdo común. La CDU y el SPD tienen en muchos terrenos conceptos diametralmente diferentes. Lo mejor para el país sería un claro cambio de Gobierno".
El reciente caso del diputado Martin Hohmann, expulsado de la CDU por un discurso antisemita, plantea los límites entre el patriotismo y el nacionalismo en Alemania. Según Merkel, "la línea divisoria está muy clara: allí donde el amor al propio país se fundamenta en el insulto a otros. Es lo que ocurrió en las manifestaciones del señor Hohmann. Minimizar el Holocausto y los crímenes nacionalsocialistas atenta contra los principios y el programa de mi partido".
La evolución de Irak no ha hecho cambiar a Merkel: "Alemania no contribuyó en su momento en todo el proceso a reducir la probabilidad de la guerra en Irak. Fue un error no luchar desde un principio por una posición común de la UE. Se debilitó la fuerza de la democracia y se transmitió a Sadam que el mundo occidental estaba dividido". Sobre la posibilidad de enviar tropas alemanas a Irak sostiene: "Si la OTAN asumiese una tarea en Irak, Alemania no podría decir que no por principio. No obstante, tendrían que considerarse las capacidades de las Fuerzas Armadas alemanas. Ya hemos asumido en Afganistán y los Balcanes tareas importantes".
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