Alemania, Francia e Italia intentan aislar a España y dar satisfacción a los países más pequeños
Los tres grandes países fundadores de la Unión (Alemania, Francia e Italia) y máximos defensores del proyecto constitucional dejaron clara ayer en Nápoles su estrategia de intentar aislar a España, y de paso a Polonia, en las duras negociaciones sobre el nuevo reparto de poder, que incluye tres capítulos clave: la composición de la Comisión Europea, el reparto de escaños en la Eurocámara y el sistema de voto en el Consejo de la Unión.
Cada uno de esos tres capítulos tiene su correspondiente grupo de descontentos. En los dos primeros casos, los 25 apuntaron soluciones satisfactorias que se cerrarán en la cumbre de Bruselas, pero no se planteó salida alguna para el tercer grupo, el de España y Polonia.
Con respecto a la Comisión, el proyecto establece que ya no habrá un comisario por país, sino sólo 15 con cartera y derecho a voto y una decena más sin tales competencias. Los países pequeños, y especialmente los que se incorporarán a la UE en mayo del año próximo, reclaman a toda costa "su" comisario. Ayer, todos los reunidos se mostraron "comprensivos", calificativo usado por bastantes ministros al salir de la reunión.
"Hay un amplio consenso en ese terreno", declaró el ministro italiano de Exteriores, Franco Frattini, presidente del cónclave. Problema zanjado para una docena de países para los que resolver ese problema es su máxima y casi única aspiración en esta Conferencia Intergubernamental (CIG).
En cuanto al Parlamento Europeo, la distribución de escaños prevé que los países más pequeños (Letonia, Eslovenia, Estonia, Chipre, Luxemburgo y Malta) tengan sólo cuatro asientos (únicamente tres en el caso maltés), pero ellos quieren al menos cinco. Ningún problema. Hay consenso, no cerrado aún ayer, para que así sea. Segundo problema resuelto.
Quedan España y Polonia y su rechazo al sistema de doble mayoría. Solos ante el peligro. Para Alemania y Francia, ésa era la situación antes de iniciarse la CIG a comienzos de octubre, aunque luego no ha sido así, y ésa es la situación que desean ver en la recta final de las negociaciones. "Nos están intentando aislar continuamente y en Nápoles ha sido aún más obvio", comentaba ayer un diplomático español que acompaña a la ministra Ana Palacio.
Si todo sigue así, y todo parece ir en esa línea, serán España y Polonia los únicos países que, en el último minuto, tendrán que optar en Bruselas si aceptan el sistema de doble mayoría, aunque sea modificado con respecto al actual proyecto, o se arriesgan a bloquear la Constitución.
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