La pérdida del ITER
Había dicho a mis colegas que haría público reconocimiento del mérito del presidente del Gobierno si, como un prestidigitador, hubiera sacado el conejo del ITER de su chistera vacía de apoyo a la I+D, durante todos los años de su mandato en España.
Pero tengo que lamentar que ocurriera lo previsible: que el ITER no se instale en España. El intento de compra, duplicando la oferta económica a última hora, anticipó una derrota anunciada. La estrategia correcta hubiera sido haber impulsado durante estos ocho años la I+D en España en lugar de haberlos perdido haciendo promesas que ninguno de los gobiernos pensó jamás cumplir.
Francia tiene una infraestructura investigadora muy superior a la nuestra. Sus gobiernos son inteligentes, llevan decenios promocionando la I+D. Por eso están a la cabeza de la UE. Mientras, nuestros gobernantes sepultan a España en la cola de la I+D europea.
En este país falta una política de Estado; y en particular, una política de Estado en I+D.
Me gustaría que el Gobierno comprenda el despilfarro que significó ahorrar los pocos millones de euros que no invirtió en I+D. Su política produjo la pérdida de miles de millones de euros de inversión y empleo y, sobre todo, una oportunidad irrepetible para el impulso científico en España. Si se da cuenta de su error aún puede enmendarlo aumentando la dotación en I+D en los Presupuestos para 2004, todavía no aprobados.
Pero estoy seguro de que no lo hará. Pretenderá convencernos de que su derrota ha sido un éxito, es lo propio de los perdedores de las elecciones. Y, en cualquier caso, que lo ocurrido ha sido culpa de los demás. Porque este Gobierno, como los anteriores, ¿cómo el siguiente?, no tienen enmienda.
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