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Reportaje:

La Estatua de la Libertad no puede abrir

Nueva York lanza una campaña para reabrir las puertas de la mítica figura, cerradas desde los atentados de 2001

La Estatua de la Libertad, la mítica figura que acogió a los millones de inmigrantes que llegaron a Estados Unidos a principios del siglo XX, lleva dos años cerrada a los turistas por falta de fondos para adaptarse a las nuevas medidas de seguridad impuestas tras los atentados del 11-S. El Ayuntamiento de Nueva York, siempre al borde de la bancarrota, no se lo puede permitir y el Gobierno de Washington asegura tener otras prioridades. El alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, ha decidido apelar a fondos privados lanzando una campaña para recaudar cinco millones de dólares.

"Ésas no son formas de tratar a una dama", titulaba ayer en portada el tabloide Daily News, hurgando en el orgullo herido de los neoyorquinos. Desde el 11-S, los 354 peldaños que llevan hasta la corona del monumento, 46 metros por encima de la bahía de Nueva York, han permanecido cerrados al público. La isla reabrió dos meses después de los atentados, en diciembre de 2001, con nuevos detectores de metales, pero sólo la mitad de los visitantes, unos 2,5 millones de personas, se han acercado a verla cada año. "He repetido que mientras la estatua siga cerrada, los terroristas, de alguna forma, habrán ganado", dijo Bloomberg al lanzar la campaña el pasado martes, "reabrirla es otra forma de demostrar que vamos a ganar esta guerra y que Nueva York siempre será el segundo hogar del mundo".

Las reformas incluyen abrir nuevas salidas de emergencia en la base de la estatua y perfeccionar el sistema contraincendios. American Express ya ha garantizado una aportación de tres millones de dólares y la alcaldía espera conseguir el resto en la primera mitad de 2004. "La estatua representa algo para todos. A un nivel más personal, impresionó mucho a mis abuelos cuando llegaron por primera vez a América", declaró Martin Scorsese, que tiene previsto rodar un documental sobre Lady Liberty para el próximo enero.

No es la primera vez que la estatua tiene apuros económicos. Regalo de Francia a EE UU, se quedó sin fondos a mitad de camino. Joseph Pulitzer (el del premio periodístico) tuvo que usar las páginas de su diario para apelar al bolsillo de los neoyorquinos. El monumento se inauguró en octubre de 1886.

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