Francia y Alemania discrepan sobre la necesidad de revisar el Pacto de Estabilidad
"Los Estados tienen la última palabra, no la Comisión", dice el ministro francés Mer
Varios ministros del Gobierno francés negaron ayer que se haya producido una crisis en Europa a causa de la suspensión del Pacto de Estabilidad. El titular de Economía, Francis Mer, defendió la revisión de este pacto "en frío, en 2005, cuando la temperatura haya bajado". Nadie dijo nada sobre las verdaderas razones de la espera: el directorio franco-alemán necesita un año y medio para comprobar hasta qué punto se rehacen sus respectivas economías. A diferencia de su homólogo francés, el alemán Hans Eichel cree que no hacen falta modificaciones en el acuerdo que rige las finanzas europeas.
El ministro de Economía francés no ocultó que da por muerta a la actual Comisión Europea. "Habrá una nueva Comisión en 2005 y entonces será preciso ponernos de acuerdo sobre el modo de aprovechar los periodos de vacas gordas para enfrentarnos mejor a los de vacas flacas, que es lo que falta actualmente en nuestro Pacto de Estabilidad", argumentó.
Este ministro destacó que "los Estados tienen la última palabra", y no la Comisión de Bruselas. No llegó a acusar a esta última de burócrata como hizo hace unas semanas el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, cuando se negó a seguir las instrucciones de la Comisión sobre la corrección del déficit. En sentido contrario, el primer ministro, Jean Pierre Raffarin, lanzó un mensaje tranquilizador al señalar que "el Pacto no se cuestiona". Dominique de Villepin, el ministro de Exteriores, coincidió en señalar que no se ha producido una crisis y que, al contrario, "es el espíritu de Europa quien vence, a través de una triple lógica de solidaridad, responsabilidad y buena voluntad".
La ministra de Asuntos Europeos, Noëlle Lenoir, criticó por su parte la "intransigencia" de España respecto al proyecto de construcción europea y recomendó "a los españoles" que comprendan que Europa se hace "a base de compromisos y concesiones recíprocas". Esta declaración viene a cuento de que Aznar ha vinculado lo sucedido con el Pacto de Estabilidad a la actitud española ante la construcción europea. A juicio de la ministra francesa no hay que "dramatizar" lo sucedido en Bruselas, pero valoró la comprensión de la mayoría de los Estados respecto a las promesas franco-alemanas.
Sin amenazas
El Gobierno francés también restó importancia a la reacción del Banco Central Europeo (BCE). Para el portavoz del Ejecutivo no hay "nada que suene a amenaza en los comentarios de la autoridad monetaria europea, que había criticado severamente la suspensión de los procedimientos de sanción a Alemania y Francia, dando a entender que aumentará el tipo de interés si se llega a una inflación excesiva. A juicio de las autoridades francesas, las economías de su país y de Alemania están lo suficientemente controladas como para que no se produzca el riesgo apuntado por el BCE.
El Gobierno alemán por su parte se esforzó ayer en pasar página al revuelo causado por la decisión del Ecofin de suspender los procedimientos contra Francia y Alemania. Tanto el canciller, Gerhard Schröder, como el ministro de Finanzas, Hans Eichel, aseguraron que Berlín seguirá luchando contra el déficit público y declararon que el Pacto de Estabilidad y Crecimiento no requiere cambios.
En la Cámara baja del Parlamento (Bundestag), un combativo Schröder reiteró que Alemania decidió rechazar mayores recortes presupuestarios para no poner en peligro la actual reactivación económica. "Lo que diga la Comisión no tiene porqué ir a misa", espetó, en un discurso salpicado de críticas a Bruselas. Al mismo tiempo, Schröder dijo que Alemania cumplirá lo ya ofrecido: reducir su déficit estructural (depurado de influencias coyunturales) en un 0,6%, en 2004, y un 0,5%, en 2005. "No fui yo quien dijo que el Pacto es tonto", aseguró el canciller, en referencia al muy citado comentario del presidente de la Comisión, Romano Prodi. "Considero que es posible y necesario interpretarlo".
De aceptar las exigencias de Bruselas, según Schröder, el Gobierno no podría adelantar en un año un sustancial recorte del IRPF, inicialmente previsto para 2005, y considerado crucial para impulsar la demanda interna.
También el ministro de Finanzas, Hans Eichel, prometió que Berlín no caerá en la irresponsabilidad fiscal. "En 2005, el déficit alemán no excederá el 3%", dijo, en una entrevista con el diario Handelsblatt. A diferencia de su homólogo galo, Francis Mer, Eichel cree que no hacen falta modificaciones a las reglas que rigen las finanzas públicas europeas. "En ningún punto es necesario cambiar el Pacto", afirmó.
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