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Interior abre en Tenerife un centro de internamiento para 250 inmigrantes

El complejo, una auténtica fortaleza, será custodiado por 32 policías nacionales

Fuerteventura y Lanzarote, las islas canarias a las que arriban las pateras que zarpan del Sáhara Occidental, enviarán a Tenerife inmigrantes irregulares a partir de la próxima semana. El Ministerio del Interior ha finalizado la construcción de un centro de internamiento para extranjeros (CIE) a ocho kilómetros al sur de Santa Cruz. El complejo, que custodiarán 32 policías nacionales, es una fortaleza con capacidad para 250 detenidos. Una comisión de técnicos del Cabildo Insular e Interior ha desarrollado el proyecto en el máximo secreto.

EL PAÍS ha tenido acceso a las instalaciones. "Nadie se va a enterar; aquí no va a haber corte de cinta, ni autoridades, ni fuegos artificiales. Esto no es un hotel de cinco estrellas". Así de tajante se mostró un portavoz del Ministerio del Interior al ser interrogado hace días sobre la fecha de apertura del centro, que ha sido levantado en un terreno montañoso cedido por el Ministerio de Defensa junto al cuartel militar de Hoya Fría.

La apertura es inminente. Cinco agentes custodian desde hace días las instalaciones, a las que se accede por una carretera empinada que aún adecenta un grupo de albañiles. El camino muere frente a un muro de hormigón de cuatro metros de altura, erizado de cámaras de vídeo y potentes focos. Una verja azul de robustos barrotes, accionada a distancia y vigilada por una garita situada a la izquierda, cierra el único paso al complejo.

El perímetro interior del muro está dotado con sensores de movimiento, focos y cámaras de vídeo, que dan a un camino de ronda de unos dos metros de ancho. A un lado, el muro; al otro, una verja de seis metros de altura con cinco sensores, que discurren paralelos al suelo a una distancia de un metro unos de otros. Tras la verja está el patio de recreo de los internos; su longitud es equivalente a dos canchas de baloncesto. Más allá hay otros dos patios. En uno de ellos, destinado en principio a las mujeres, hay varias pilas para lavar la ropa. El otro, más pequeño, servirá para aislar a los huéspedes más conflictivos o a los enfermos contagiosos.

Hay tres grandes construcciones, a las que se accede por la misma puerta. A la izquierda de la entrada principal, en un edificio alargado de una sola planta, están los comedores, la sala de máquinas (extracción de olores, aire acondicionado, calefacción), las salas de ocio y un oratorio. No está prevista la cocina, por lo que se supone que los internos recibirán alimentos de cátering. A la derecha, en un bloque de dos plantas, están las dependencias policiales, los despachos para los abogados y la consulta médica. Sus amplios ventanales con persianas blancas contrastan con los del tercer edificio, también de dos pisos, al que se accede por un pasillo cubierto. Allí, en el pabellón de los internos, las ventanas son horizontales y estrechas, y están cubiertas con planchas de hierro azul con pequeños agujeros que sólo dejan pasar hilos de luz. Detrás de las planchas hay rejas.

La distribución de las dos plantas del pabellón de internos es idéntica. Tienen un recibidor con rejas a ambos lados. Esas rejas franquean los pasillos que dan a las celdas de hombres, a la izquierda, y de mujeres, a la derecha. Ambos grupos disponen de aseos. Los habitáculos están amueblados con cuatro o seis literas atornilladas al suelo y por el mismo número de taquillas para que los internos guarden en ellas sus pertenencias.

La designación de los 32 agentes que custodiarán el complejo ha sido precedida por una fuerte polémica. El Sindicato Unificado de Policía (SUP) ha recordado que en Canarias se cometen 550 delitos cada día y que sólo existe un policía por cada 455 habitantes, uno de los porcentajes más bajos de España. En algunos municipios turísticos, como Puerto de la Cruz o Playa de Las Américas, sólo hay un agente por cada 1.100 habitantes. La isla necesita ahora mismo 350 agentes en sus calles, afirma el SUP. Tanto el sindicato como el PSC y los grupos gobernantes de Coalición Canaria en el Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento de Santa Cruz exigieron al Ministerio del Interior que no mermara la plantilla para cubrir las plazas del centro de internamiento. Tras las protestas, Interior convocó en octubre un concurso en toda España para que 32 agentes eligieran este destino "en comisión de servicios" durante un año. La convocatoria se ha cerrado y el CIE cuenta con su propia plantilla: un inspector jefe que ejercerá las funciones de director, un inspector que actuará como jefe del operativo, cinco subinspectores y 25 policías básicos. Fuentes no oficiales aseguran que el ministerio cubrirá la asistencia médica con visitas periódicas del doctor que atiende la comisaría de Santa Cruz de Tenerife.

Ayer fueron detenidos en Fuerteventura 65 inmigrantes. 5 tuvieron que ser evacuados en helicóptero por su mal estado de salud.

Una parcela del Ejército de Tierra

La historia de la construcción del centro es la de una larga polémica entre autoridades locales, regionales y nacionales. Ya en 2001, el primer delegado del Gobierno para la Extranjería e Inmigración, Enrique Fernández Miranda, proponía reconvertir la antigua prisión provincial de Santa Cruz de Tenerife en un centro para extranjeros. Se encontró con la oposición de toda la clase política insular. El Ayuntamiento alegó que iba a introducir tensión social en una zona con 44.442 vecinos, 5.202 plazas escolares, un comedor de Cáritas y un albergue municipal. Las protestas subieron de tono. El Cabildo de Tenerife peinó completamente la isla para hallar alternativas, entre 50 millones de metros cuadrados de titularidad estatal. Interior previó un gasto de 3 millones de euros. El actual CIE parece haber salido más barato: el actual ministro del Interior lo ha cifrado en 1.470.000 euros.

La opción preferida fue una parcela de 3.500 metros cuadrados del Ejército de Tierra, en Hoya Fría. Allí existe un cuartel con 8.000 soldados. Defensa cedió la parcela con el compromiso del Cabildo de costear las obras de acceso y allanamiento. El resultado de ese consenso es el CIE.

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