Coaliciones
Los resultados de las elecciones catalanas parecen sorprendentes por el efecto aritmético que ha atribuido a Esquerra Republicana el papel de árbitro decisivo. Pero si bien se mira, aparece una cierta continuidad con el pasado, en la medida en que el electorado catalán tiende a producir veredictos salomónicos, dividendo el poder equilibradamente entre tirios y troyanos. Así lo hace cuando elige voto socialista en las generales, izquierda plural para el Ayuntamiento de Barcelona y voto nacionalista en las autonómicas. Y en estas últimas, además, tiende a limitar al partido dominante con un equilibrio compensador de frenos y contrapesos. Así sucedió en 1999, cuando, para formar mayoría, Convergència i Unió (CiU) hubo de elegir entre Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y el Partido Popular (PP). Y ahora ha vuelto a suceder algo parecido, pues Artur Mas no podrá formar mayoría sin el concurso alternativo de Esquerra o de los socialistas, entre quienes habrá de escoger un compañero de coalición gobernante.
Pero esta clara continuidad no impide que haya una novedad, y es la radicalización del electorado, que se ha polarizado hacia los extremos en detrimento de su habitual moderación. Los dos partidos que ocupan el centro de la política catalana han perdido votos y escaños a raudales -el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), en el centro izquierda, y CiU, en el centro derecha-, mientras que los partidos de ambos extremos -el PP por la derecha y ERC e ICV por la izquierda- aumentan su cuota representativa de forma extraordinaria. ¿A qué se debe este aumento de la radicalización política? Sin duda, al extremismo del PP, cuya melodramática estrategia de la tensión ha terminado por alterar el seny catalán.
¿Qué va a pasar ahora? Todo está pendiente de las negociaciones para formar gobierno. Y aquí es donde interviene el imprevisible agregado electoral, que determina la distribución relativa del poder cifrada en número de escaños. Según la teoría de coaliciones (Caplow, Gamson y Riker), cabe predecir que se formará -o debería formarse- un gobierno CiU-ERC, que suman la Coalición Vencedora Mínima de Riker. En efecto, de acuerdo con la regla de Gamson, "un actor tiende a seleccionar al más débil de los aliados posibles con los que pueda formar coaliciones capaces de vencer". Esto determina que, entre ERC y PSC, Artur Mas debería escoger a ERC. Entre CiU y PSC+ICV, Carod Rovira debería elegir a CiU. Y cómo entre CiU y ERC+ICV, Maragall escogerá a estos últimos -no sólo por afinidad ideológica sino aplicando la ley de Gamson-, será ERC quien finalmente decida, imponiendo su preferencia por coligarse con CiU.
Pero a pesar de ser la coalición nacionalista la más lógica y probable, sin embargo no conviene que se forme, al menos inicialmente. Aunque sea la más racional, la coalición CiU-ERC es también la más arriesgada, dado el miedo que en el resto de España despertaría tras ser oportunamente propagado por el PP, que teme mucho menos una Cataluña roja que separada. ¿Hasta qué punto la coalición nacionalista supondría un peligro para Cataluña o España? Es verdad que Carod Rovira parece sospechoso, pues en la campaña amenazó con forzar un plebiscito de autodeterminación tan ilegal como el que propone Juan José Ibarretxe. Pero el peligro de su entrada en el Gobierno catalán no viene de ahí, precisamente, pues resulta mucho más temible la probable mayoría absoluta del PP que acarrearía su acceso a la Generalitat.
La coalición con ERC resulta peligrosa para CiU porque se juega sus futuros resultados electorales en las generales de marzo, ya que si descienden mucho le pueden quitar su poder de negociación en las Cortes de Madrid, de cara a la formación de la futura mayoría parlamentaria. Pero con ser esto peligroso para Cataluña, aún hay un riesgo mayor para toda España, y es que por efecto del miedo al separatismo catalán, ahora sumado al vasco, el PP revalide su mayoría absoluta. No hay peligro mayor que éste, tanto para Cataluña como para España. Por eso conviene que, hasta marzo al menos, Artur Mas gobierne en minoría, resistiendo la tentación de formar coalición con ERC.
![Pasqual Maragall y Artur Mas, en la campaña.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/PZG6GAXMOTFCQLTJ5SBZBNWHJI.jpg?auth=e3c60301a5e66e869cbcec03e16af2a311456e07573d9f0a0d85288397076d11&width=414)
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