Prohibido importar abejas

La peste porcina y sobre todo el mal de las vacas locas motivaron una alarma social sin precedentes. La Unión Europea, muy sensibilizada con estos temas, dispone de un mecanismo legislativo muy riguroso para hacer frente a cualquier amenaza contra la ganadería. Otra amenaza se cierne ahora sobre una de las cabañas ganaderas más populosas, la de las abejas. Se trata del Aethina tumida, un diminuto escarabajo que, desde que hizo su aparición en 1998 en los panales de Estados Unidos, se ha extendido por Nueva Zelanda, Australia, Centroamérica y otras regiones y ha echado a perder miles de toneladas de rica miel.

El coleóptero, originario de África del Sur, es un despiadado y glotón invasor. Se fija en las colonias de abejas más débiles, se introduce en las celdas y se alimenta de la miel. Pero este bichito de color marrón y largas patas no se conforme con deglutir el dulce alimento. Sus secrecciones tienen la propiedad de hacer fermentar la miel y convertirla en un líquido con sabor y olor a naranja putrefacta.

La amenaza es tan grave que el Ministerio de Agricultura, en consonancia con las autoridades sanitarias de la Unión Europea, decidió el pasado 10 de noviembre suspender cautelarmente "la importación de abejas de miel (Apis mellifera), colmenas, reinas con o sin acompañante, y de material apícola biológico que sirva para la explotación de un colmenar".

Esta prohibición va dirigida hacia aquellos países que ya cuentan con la plaga. La Aethina, como toda plaga, es genéticamente muy poderosa: se multiplica rápidamente (en menos de cuatro semanas), es inmune a los aguijones gracias a su caparazón, por lo que la única defensa encontrada hasta ahora contra estos parásitos ha sido la desarrollada por las abejas africanas, de donde es originario el coleóptero. Las encierran con propóleo (la cera con la que recubren las celdas) y, si la amenaza es mayor (ya que sobreviven generalmente a esta prisión), abandonan la colmena, dejando huérfanos a sus parásitos

Según un responsable de sanidad del Ministerio de Agricultura, por ahora no hay que hacer que cunda la alarma, ya que las importaciones de abejas provienen sobre todo de Centroeuropa, y en el Viejo Continente no hay ni un solo caso de esta enfermedad. E insiste en que la decisión adoptada es sólo una medida cautelar. La prohibición se extiende a otra amenaza, aún más diminuta pero no menos devastadora, la Tropilaelaps clareae, un ácaro que devora las larvas de las abejas y que afecta principalmente a las colmenas de los países asiáticos. Y es que la abeja es muy proclive a los parásitos (Acaparis, Varroa, Tropilaelaps koenigerum...).

España se encuentra entre los principales productores de miel del mundo y el mayor de la Unión Europea, con una producción de 36.612 toneladas en 2002, gracias a un parque de 2,4 millones de colmenas y la labor incansable de más de 27.000 apicultores. El principal productor mundial es China, seguido de Rusia y Estados Unidos. Representantes de la asociación de apicultores de La Alcarria, la región más meliflua de España, se alegran de la prohibición, pero confirman que sus colmenas, como las del resto de España y de toda la UE, están sanas y salvas, y que no "hay ningún peligro de contagio".

La mayor parte del comercio de miel (que no de abejas) de España se realiza con países de la UE, a los que exportamos 13.700 toneladas y de los que importamos 5.268. Con países extracomunitarios el intercambio es mucho menor: importamos 6.701 toneladas de miel y vendimos 2.213 en 2002.