El hidrógeno no es tan verde como parece
Cada día es mayor el interés de todos en lograr soluciones energéticas que no sean dañinas para el medio ambiente, como expresó recientemente J. Rifkin en la sección de Opinión de EL PAÍS del pasado martes 18-11-03. En ese contexto se viene lanzando como sistema ideal al gas hidrógeno, H2, pero su introducción masiva en el mercado afectaría al reactor químico de nuestra atmósfera.
Cuando se dice que el hidrógeno es un combustible limpio en relación al medio ambiente no se está analizando el ciclo global de su empleo a gran escala. Una economía basada en el H2, aparentemente no contaminante, nos puede conducir a un aumento de su concentración en la troposfera (hay que recordar que este gas es el más ligero de todos y por tanto su velocidad de difusión es la más elevada, junto con su gran reactividad).
De esta forma, y como se ha planteado en recientes trabajos a lo largo de este año en la prestigiosa revista científica Science, es evidente que el hidrógeno perturbaría seriamente el equilibrio de las especies químicas de la troposfera (capa de la atmósfera desde la superficie terrestre hasta los 8-18 kilómetros). Aquí, el H2 reaccionaría fotoquímicamente con los radicales hidroxilo, OH, reduciendo su concentración y evitando la misión de los OH, dirigidos principalmente a "eliminar" las moléculas de metano, CH4, por lo que se incrementaría la concentración en la troposfera de este último gas que contribuye al efecto invernadero (aumento de la temperatura media de la Tierra). Por consiguiente, el H2 favorecería el efecto invernadero de forma indirecta, incidiendo en nuestro complejo sistema climático.
Sería conveniente que los científicos e ingenieros que tienen relación directa o indirecta con el medio ambiente reflexionaran sobre estos aspectos novedosos del hidrógeno. Nadie duda de la bondad del hidrógeno como combustible, sin olvidar sus problemas asociados: riesgo de explosión en su uso y técnicas sofisticadas y/o caras para su producción, almacenaje y transporte.
Pero deberíamos seguir analizando las consecuencias que pudiera generar una futura economía del hidrógeno en la atmósfera.
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