Malestar patronal por el 'plan Ibarretxe'
Los empresarios vascos mantienen el rechazo a la propuesta, pero no hablan para evitar divisiones
Los empresarios vascos creen que, sin entrar a analizar lo político o social, el proyecto del lehendakari, Juan José Ibarretxe, es malo. Sin embargo, no van a opinar. Ya lo hicieron hace un año, cuando el Gobierno vasco, en su ronda de consultas, les forzó a hacerlo. Ahora se mantienen en silencio porque temen que cualquier opinión les les lleve a la fractura, algo que ya previeron hace un año.
Román Knörr, presidente de Confebask, la patronal vasca, considera que el acuerdo contrario al proyecto de Ibarretxe está vigente. Otros empresarios, a título individual, consideran que el pacto alcanzado fue como un convenio colectivo, en vigor hasta que se aprueba otro. Entonces señalaron que se corría el "el riesgo de ahondar en la crispación y la división existentes a nivel político e institucional" y preveían una situación "de fractura y enfrentamiento" en la que sería "difícil mantener el nivel de desarrollo económico".
El acuerdo de rechazo de hace un año sigue vigente, pero nadie está interesado en airearlo
Alejandro Echevarría, presidente del Círculo de Empresarios, un club que agrupa a las más importantes empresas del País Vasco, abunda en la "incertidumbre" como elemento de desgaste económico y recuerda lo que considera importante: "En el País Vasco sigue pesando una situación de persecución y amenaza sobre los empresarios y sobre una parte importante de la ciudadanía. Lo más lógico sería propiciar, con carácter prioritario, la recuperación de los derechos más elementales".
Uno de los valores que se quiere preservar en Confebask es la unidad del empresariado. Forzar una nueva opinión sobre el plan puede llevar a la ruptura. Los patrones vascos, nacionalistas o constitucionalistas, creen que el proyecto no es bueno y dicen que "es más importante la estabilidad que el marco". José Manuel Farto, secretario general de la patronal alavesa, SEA, lo resume en una frase: "El dinero no va donde hay conflictos".
Sin embargo, los empresarios prefieren no opinar en público. Hace un año, desde el PNV se criticó duramente a la patronal y se descalificó a su presidente. El PNV lanzó, además, un desafío. Reuniría 300 firmas de empresarios que apoyaran la propuesta. No se sabe cuántos firmaron, pero si alguien lo hizo el documento nunca se conoció.
La estrategia del nacionalismo no ha cambiado. Sigue buscando apoyos públicos y moviendo fichas para ocupar cargos relevantes en las patronales vascas. Quiere el control de las organizaciones empresariales, que considera ahora en manos contrarias a sus tesis.
Hace un año, en el encuentro que Confebask y las tres organizaciones territoriales (la guipuzcoana Adegi, la vizcaína Cebek y la alavesa SEA) mantuvieron con Ibarretxe saltó la disputa. El lehendakari, en medio de la reunión, descubrió un contacto previo con el presidente de Cebek, José María Vázquez Eguskiza. Al salir de la reunión, las presiones se extendieron y Adegi, en un consejo rector muy tenso -en el que hubo movimientos para desmarcarse de Confebask- se ratificó en el texto pactado contrario al plan Ibarretxe.
Desde entonces, los movimientos han tomado otra dirección. Fuentes de la ejecutiva de Adegi aseguran que en la última renovación las voces más críticas con la política nacionalista han desaparecido y han sido sustituidas por personas que "no opinan". En Vizcaya, el panorama es parecido y a la ejecutiva de Cebek ha accedido, en representación de Euskaltel, Francisco Allende, un veterano del aparato del PNV.
Pese a todo, las fuerzas están repartidas al 50%. Álava, tal vez por el apoyo de las instituciones forales (en manos del PP), es la más crítica y la más rotunda contra el plan. Incluso hay quien aboga por sustituir a Knörr, cuyo mandato fue renovado hace poco más de un año con el apoyo de las tres organizaciones territoriales.
Pero más allá de la batalla por evitar que la fractura llegue a los empresarios, Echevarría subraya: "No se puede ignorar que el 72,1% de los bienes y servicios producidos en el País Vasco es enviado al mercado español". Este dato y el hecho de que las exportaciones vascas tengan como primer destino la UE le lleva a decir que "el coste de la no España es evidente".
Desliz y corrección en la CEOE
¿Representa la CEOE a los empresarios vascos? Cada vez que el presidente de la patronal española habla en público y toca el tema vasco, se levanta la polémica. En pura teoría la CEOE representa a los empresarios vascos igual que a los catalanes o manchegos. De hecho, las tres patronales vascas (la guipuzcoana Adegi, la alavesa SEA y la vizcaína Cebek) están asociadas a Confebask, la organización vasca, y a CEOE.
Pero las cosas no son tan sencillas. La pluralidad del empresariado vasco le hace muy sensible a cualquier manifestación oficial y en la CEOE lo saben. El pasado 8 de octubre, José María Cuevas, presidente de CEOE, hizo unas declaraciones que levantaron ampollas entre los miembros de Confebask. Cuevas aludió ante el presidente del Gobierno, José María Aznar, a la posibilidad de utilizar el artículo 155 de la Constitución para suspender la autonomía vasca y cerrar paso al plan soberanista del lehendakari, Juan José Ibarretxe.
En aquel mismo marco, el presidente de la patronal vasca, Román Knörr, se desmar-có de las palabras de Cuevas por excesivas.
Desde aquel desencuentro público, CEOE ha sido más cuidadosa con las formas y ha preferido consultar con Confebask las palabras de su presidente que pudieran rozar la cuestión vasca. Así, el discurso que con motivo del 25º aniversario de la Constitución leyó Cuevas fue previamente remitido como borrador a la propia Confebask. Ésta, con un cuidado escrupuloso, se lo envió a sus tres territoriales. A todo el mundo le pareció bien el texto de Cuevas y en aquella ocasión no se levantaron ampollas. No hubo alusiones directas y menos relativas a la suspensión de la autonomía, pero sí una declaración plena de apoyo a la Constitución y "su marco estatutario" como "garantía de un futuro en concordia, prosperidad y democracia".
Además, Cuevas dijo: "Gracias a la Constitución y su desarrollo estatutario, los territorios de España han obtenido las mayores cotas de autogobierno y descentralización de nuestra historia". El 12 de noviembre, la diversidad empresarial vasca no se sintió incómoda.
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