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"Queremos dejar de ir en una especie de tartana"

Oriol Güell

De la esperanza a la desilusión. Este es el sentir de los pacientes que tienen que usar regularmente los servicios de transporte sanitario en la región al conocer las condiciones del nuevo concurso convocado por la Consejería de Sanidad para cubrir el servicio los dos próximos años.

"Lo único bueno de todo esto es que no podemos ir a peor", afirma, con ironía, Juliana Parra, una vecina de Aranjuez de 61 años, casada, con tres hijos y cinco nietos, que cada semana acude tres días al hospital Doce de Octubre para someterse a diálisis (tratamiento que elimina de la sangre el exceso de urea producido por una insuficiencia del riñón).

"Los dos últimos años han sido muy malos. Es un milagro el día que llego a la hora, a las nueve de la mañana, al hospital. La ambulancia siempre me recoge tarde, pasadas las ocho, pero es que entonces empezamos la excursión para recoger a otros pacientes en Villaconejos, Ciempozuelos, Titulcia...", añade la mujer.

El estado de los vehículos es otra queja común entre los enfermos. "Más que una ambulancia, en lo que nos llevan es en una especie de tartana: vieja, con ruido y sin calefacción en invierno, ni aire acondicionado en verano. En verano ya no lo pude soportar más y cada día me pagaba de mi bolsillo el coche de línea hasta Madrid para no ahogarme de calor en la ambulancia", añade Parra.

Aunque escéptica, esta paciente esperaba y "tenía esperanza" en que las cosas iban a mejorar tras la adjudicación del nuevo concurso. "Pero ya no me creo nada", afirma.

"Lo que hace el nuevo concurso es permitir a las empresas continuar ofreciendo el mal servicio con total impunidad: esperas y traslados largos, vehículos sin aire acondicionado...", explica Pablo Palacín, portavoz de una asociación de afectados. "Las esperas y tiempos de traslado que propone el concurso son de juzgado de guardia. Un paciente que pide un servicio no programado es porque tiene un problema de salud y ha tenido que pedir cita a última hora. Imagínate a una persona en ese estado dedicando nueve horas a esperas y traslados para una consulta médica que puede durar 30 minutos", añade Palacín.

Aunque más cortas, las esperas que deberán soportar los pacientes de diálisis son "casi peores", según los pacientes. "El traslado no programado, en el fondo, es una cosa puntual. Pero yo recibo diálisis tres días a la semana. Cada sesión dura cuatro horas. Esto significa que cada uno de estos días tengo que prever tres horas y media de ida, cuatro de diálisis, y tres y media de vuelta. En total 11 horas... y todo el día perdido", se queja Palacín.

Una última queja de los pacientes critica que las condiciones del concurso no dan opción al enfermo a buscarse una alternativa en el caso de que la ambulancia llegue con mucho retraso o no lo haga: "Antes podíamos pedir un taxi y luego nos lo pagaban. Pero el nuevo concurso no lo permite".

Los enfermos afectados por el mal funcionamiento del servicio se agruparon hace un año para denunciar la situación y canalizar sus quejas ante Sanidad. Disponen de una página web en internet (www.afectadosambulancias.com).

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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