Noriega refleja en 'Lobo' el miedo del agente infiltrado en ETA
El actor, José Coronado y Silvia Abascal ruedan esta película de acción de Miguel Courtois en Madrid, Barcelona y el País Vasco francés
Eduardo Noriega (Santander, 1973) es Mikel Lejarza, alias el Lobo, el agente de los servicios secretos españoles que logró infiltrarse en ETA en 1973, y que asume hasta en sus ratos libres. Habla de cruzar la muga (frontera), dice euskaldun como si fuera del Goierri y se despide con un agur. Nada le delata... Nada hace pensar que su forma de hablar cambiará cuando finalice el rodaje de Lobo, película dirigida por Miguel Courtois y producida por Melchor Miralles, que filma estas semanas entre Madrid, Barcelona y el País Vasco francés.
Fuera de su roulotte, estacionada en el puerto de Hendaya (Francia), llueve y azota el viento. Son las 19.00 y está previsto grabar una escena de persecución en el mar. No parece seguro. El rodaje se retrasa y Noriega, el único actor español del reparto que debe actuar hoy (23 de octubre) ante las cámaras, tiene tiempo de atender a la prensa. "El tiempo puede ayudar a la espectacularidad de la secuencia, pero es muy peligrosa", dice. Como la vida del Lobo, que hasta 1975 estuvo infiltrado en ETA, provocó la caída de 150 de sus activistas y colaboradores, y se vio obligado a cambiar de rostro e identidad al ser descubierto. En el filme intervienen también José Coronado, Silvia Abascal, Jorge Sanz y Aitor Mazo, entre otros.
"Miguel deja mucho espacio para trabajar, pero yo necesito encima mío al director"
Noriega, protagonista de películas como Abre los ojos
, de Alejandro Amenábar; Novo, de Jean-Pierre Limosin, o El espinazo del diablo, de Guillermo del Toro, lo ha tenido más fácil que el Lobo. Le ha bastado con dejarse barba y documentarse para tratar de salir airoso de este reto interpretativo. "Es un papel complejo porque el protagonista, que aquí se llama Txema Loygorri, está atrapado durante toda la película, siempre al límite. Pero el hecho de que sea una persona real me ha ayudado". Y eso que el actor no ha contactado con el espía para preparar su papel. "Lo pensé, pero luego me dije que me encantaría hablar con ese Lobo de 20 años. Eso no puede ser, así que he preferido tirar de mi imaginación y de mi información".
Sobre su mesa están dos de los libros que le han servido para dar forma al personaje: Operación Lobo, de Xavier Vinader, y El
topo, de John Le Carré. "Esto es ficción. Sólo he cogido los elementos reales que me interesan para contar la historia de este chaval de pueblo, católico, euskaldun, que empieza a colaborar con la policía porque atraviesa una situación económica pésima, porque se siente presionado por su mujer y su suegro, y ve en esa colaboración una solución rápida". El Lobo podría ser considerado un héroe: consiguió frustrar el primer plan de fuga masivo de presos etarras de la cárcel de Segovia, una campaña de atentados indiscriminados... Pero Noriega no quiere ensalzar esta vertiente. "Estoy trabajando su miedo a todo; a su mujer, a su suegro, a la policía, a ETA... No toma sus propias decisiones hasta que se encuentra acorralado".
Lobo es una historia de acción ambientada en los últimos años del franquismo, "cuando los servicios secretos, una vez muerto Carrero Blanco, deciden acabar con ETA como sea", apunta Noriega. "Por eso, y porque no podemos desentendernos de lo que está pasando, esta película va a generar diálogo", dice. ¿Este trabajo le ha hecho cambiar su visión sobre la situación del País Vasco? "No sé si ha cambiado o no", confiesa, "pero no entiendo la violencia ni en nombre de la independencia ni de la protección del Estado. Todo me parece la misma mierda. Veo que hoy es un conflicto irreparable porque hay mucho odio y ninguna vía de comunicación abierta".
Noriega no tiene pelos en la lengua. Tampoco para reconocer que no ha acabado de sentirse cómodo en el rodaje. "Me siento bastante libre, pero en este caso esta palabra no tiene por qué ser algo positivo porque yo necesito sentirme guiado, necesito encima mío al director. Y Miguel deja espacio para trabajar, lo cual es muy respetuoso, pero también hace que te sientas perdido". Courtois, conocido en Francia por sus series de televisión y películas como Un ange o Une journée de merde, se mueve de un lado a otro por el puerto de Hendaya. Está en casa. Es vasco francés, de Sokoa, aunque de madre donostiarra. Por eso conoce la tierra, el problema del País Vasco, y habla perfectamente español. "Encontré en este guión, de Alberto Onetti el tipo de cine que me gusta: espectacular, de entretenimiento, pero al mismo tiempo con un tema superfuerte que puede alimentar el debate".
-Miguel, te reclaman.
-Ahora voy, pero si es el plano general que lo hagan, ya lo he visto...
Comienza el rodaje. Nadie ajeno a él puede seguir la persecución en aguas de Hendaya.
Babelia
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