_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Niñerías

Habrá que esperar que el metro de Málaga no entre en vía muerta como sucedió con el de Sevilla que, durante más de veinte años, durmió el sueño de los injustos. Me da miedo, sin embargo, la falta de sintonía del Ayuntamiento de Málaga (su alcalde, Francisco de la Torre, que controla hasta los sellos de correos) y la Junta de Andalucía (Concepción Gutiérrez, la consejera eficaz y poco dada a las alharacas). Es la inversión más importante de Málaga en su historia más reciente. No puede haber justificación alguna para que las dos instituciones no vayan de la mano y menos aún se pretenda torpedear calendarios.

De momento, la Junta ya ha sacado a subasta el inicio del proyecto. Es lo que había que hacer. No valen dudas, no valen dilaciones. Hay un compromiso y adelante. Si luego es necesario reajustar el proyecto, hágase. Pero dejémonos de monsergas y niñerías.

Pero hay más, es necesario alentar el siguiente proyecto que terminaría por transformar esta provincia: la prolongación de este metro por la Costa del Sol. Nueva arteria que vendría a cumplimentar las actuales dos carreteras y el tren de cercanías hasta Fuengirola. Concepción Gutiérrez conoce y sabe que el tráfico en la Costa del Sol es un drama diario y se agrava de día en día. Buscar soluciones de futuro es su obligación y, si nos atenemos a sus declaraciones, se han puesto mano sobre mano. Y si digo esto de Málaga, no menos hay que desear el AVE a Granada y su extensión a Almería. Una vez más, la Junta va por delante de Fomento (Cascos). En el propio seno del PP andaluz (más y mejor, Teófila dixit) el malestar con el ministro de Fomento es cada vez más manifiesto, o con su equipo. El propio alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, especialista en broncas con unos y con otros, ponía de vuelta y media al secretario general de Infraestructuras, Benigno Blanco, al que no llamó mentiroso por educación, por el soterramiento de uno de los tramos del metro. Lo que si es necesario alabar es la visión de futuro que tiene Fomento (Cascos) de la ampliación del aeropuerto de Málaga. No levantará vuelo hasta el 2007. Son las cosas de Cascos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_