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Entrevista:NABIL BENABDALLAH | Ministro portavoz del Gobierno de Marruecos

"Las conminaciones españolas no resolverán el problema de la inmigración clandestina"

Nabil Benabdallah es, desde hace un año, ministro de Comunicación y portavoz del Gobierno de Marruecos. Miembro del Partido del Progreso y del Socialismo (ex comunista), el ministro se muestra irritado ante las últimas declaraciones del titular español de Interior, Ángel Acebes, y del delegado para la Extranjería, Ignacio González, exigiendo a Rabat que haga mayores esfuerzos para controlar sus fronteras. Hace 10 días se produjo la peor tragedia de la inmigración cuando naufragó una zódiac y 45 de sus pasajeros murieron ahogados o se encuentran desaparecidos.

Pregunta. ¿Qué contesta a las peticiones hechas desde España?

Respuesta. Que con conminaciones de esta índole no se va a resolver el problema de la inmigración clandestina. Que al lanzar este tipo de conminaciones los responsables españoles se equivocan de siglo. Que Marruecos hace todo lo posible para controlar sus fronteras con los medios de los que dispone. Que no se puede luchar contra este fenómeno sólo desde una perspectiva de seguridad. Hay que adoptar un enfoque más amplio.

P. ¿Qué hay que hacer para resolver el problema de la inmigración ilegal?

R. Lo hemos dicho montones de veces, pero no nos cansaremos de continuar insistiendo. La solución es multilateral y requiere que todos, los países del Norte y los del Sur, arrimen el hombro. La solución tiene una vertiente económica y financiera. El Norte debe contribuir a crear en el Sur mayores oportunidades de riqueza para que sus poblaciones no emigren.

P. Me está hablando a largo plazo, pero, ¿no sería posible que, a corto, Marruecos combatiese con más ahínco ese fenómeno?

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R. Además de sus miles de kilómetros de costas, Marruecos tiene miles de kilómetros de frontera terrestre, a veces montañosa, a veces desértica, que debe vigilar. Es una ingente tarea. Le repito que se hace todo lo que se puede, pero, ¿por qué quiere usted que tengamos éxito allí donde otros más poderosos, como EE UU, fracasan en blindar su frontera con México?

P. El grueso de la inmigración subsahariana entra en Marruecos a través de Argelia. ¿No cree que si la relación entre Rabat y Argel no estuviese emponzoñada por el Sáhara atajarían de común acuerdo la inmigración?

R. Sí, por supuesto cooperaríamos. La relación con Argelia debe de ser saneada, pero globalmente, no de manera sectorial. Marruecos padece a su vez la inmigración de subsaharianos y esto nos plantea un serio problema. Lo que no vamos a hacer es señalar con el dedo a Argelia como los españoles hacen con nosotros. A su vez, los argelinos podrían señalar a sus vecinos del Sur y así nos iríamos echando la culpa los unos a los otros.

P. ¿Cree usted que el contencioso sobre la inmigración puede comprometer la normalización en curso de las relaciones entre España y Marruecos, que culminará, el mes próximo, con el viaje a Rabat del presidente José María Aznar?

R. No tengo ningún motivo para pensar eso. Nuestra relación con España reviste un carácter global y estratégico que requiere sentido de la responsabilidad y ponderación por ambas partes. Damos de antemano la bienvenida al señor Aznar.

P. ¿Cómo explica que la prensa española haya dedicado muchos más reportajes y fotografías al último naufragio que la marroquí? Los muertos son marroquíes.

R. No es exacto lo que dice. Tengo aquí los diarios de hoy [martes] y veo que el tema sigue en las portadas. No creo que se nos pueda acusar de falta de sensibilidad ante esta tragedia.

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