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España se alía con EE UU para que la ONU prohíba la clonación terapéutica

Francia, Alemania, Reino Unido, Japón y 66 organizaciones científicas apoyan esta técnica

Estados Unidos, con el apoyo de España y otros sesenta países (entre ellos Nigeria y Eritrea), ha lanzado una intensa campaña en la Asamblea General de la ONU para prohibir todo tipo de clonación, sea reproductiva o terapéutica. Otros 22 países, entre ellos Francia, Alemania, Reino Unido, Bélgica, China y Japón, apoyan una propuesta más flexible, que prohíba la clonación reproductiva pero no la terapéutica (clonación de un embrión de una semana para obtener células madre útiles en medicina). Esta segunda opción cuenta con el apoyo de 66 organizaciones científicas.

El debate ha dividido profundamente a los 191 miembros de la ONU, hasta el punto de que el grupo de naciones islámicas ha propuesto aplazar las discusiones durante dos años, hasta que sea posible encontrar un mínimo consenso.

El texto presentado por Costa Rica y EE UU y respaldado por otros 60 países, incluidos España, Nigeria, Eritrea y Turkmenistán, considera que toda clonación es "contraria a la ética, moralmente repugnante y viola el derecho de las personas", y prohíbe la clonación terapéutica, la creación de embriones para fines médicos.

En una una carta enviada a los representantes de más de 100 países, el embajador estadounidense ante la ONU, John Negroponte, pidió que no se retrasara más la cuestión. "Un aplazamiento sería muy desafortunado, hay que actuar ahora para confrontar la amenaza de la clonación humana".

Aunque apoya la resolución, Madrid ha preferido adoptar un perfil bajo para no ser acusada de nuevo de respaldar indiscriminadamente a EE UU, con quien hace poco copatrocinó la última resolución sobre Irak.

En un documento oficial hecho público el pasado agosto, el Gobierno de EE UU afirma que autorizar la clonación terapéutica "transformaría la incipiente vida humana en un recurso natural para ser explotado, dañando el sentido del valor y de la dignidad del individuo".

Por otro lado, la resolución presentada por Bélgica y respaldada por Francia, Alemania, el Reino Unido, China, Japón y otra quincena de países autoriza la clonación terapéutica. El texto afirma que cada nación tiene derecho a decidir dónde fija los límites de la manipulación genética.

Una coalición internacional de 66 organizaciones científicas, incluida la Academia Nacional de Ciencias de EE UU,respaldó la clonación terapéutica y destacó su "considerable potencial en la investigación científica".

"Entre las cuestiones no políticas, ésta es la más polémica", dijo hace poco la portavoz de la Asamblea General, Michèle Montas. Es un continuo debate que tiene divididos en dos bandos a los 191 países de Naciones Unidas.

El debate ha llegado a tal punto muerto que, la semana pasada, el grupo de países islámicos, encabezados por Jordania y Marruecos, inspirados por Francia y Alemania, propuso aplazar el debate dos años y apartar de hecho a la ONU de una cuestión tan delicada. La moción se votará antes de los dos proyectos de resolución y, según indicaron fuentes diplomáticas, tiene muchas posibilidades de ser aprobada.

Las decisiones de la Asamblea General no tienen repercusiones legales directas pero pueden transformarse en poderosos mensajes de cara a la comunidad internacional, sobre todo si consiguen un amplio respaldo. En este caso la resolución no sería la última palabra de la Asamblea. El proceso burocrático de la ONU es mucho más enrevesado. El texto tan sólo daría autoridad a un comité, que a su vez elaboraría una convención sobre clonación.

"No sirve de mucho tener al mundo dividido sobre esto", declaró a The New York Times el embajador de Bélgica ante la ONU, Jean de Ruyt, "si Naciones Unidas no puede mandar un mensaje claro".

No se sabe muy bien qué pasará luego. Francia, que fue quien propuso trasladar el debate a la Asamblea General hace dos años visto el resultado, propone ahora devolverlo a su lugar de origen: la Unesco. Estados Unidos y España no apoyan esta iniciativa porque estiman que en ese foro estarán en minoría y no conseguirán apoyo suficiente a su resolución.

Aznar y Bush, en la Casa Blanca en noviembre de 2001.
Aznar y Bush, en la Casa Blanca en noviembre de 2001.REUTERS

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