Fracasa el llamamiento a la huelga general en Irak, que sólo se notó en las escuelas
Mueren otros dos soldados de Estados Unidos en una emboscada en Mosul
Los habitantes de Bagdad mostraron ayer que sienten tan poca simpatía por las acciones de los insurgentes como por la presencia de las tropas de ocupación. El llamamiento a la huelga general hubiera pasado inadvertido si no hubiera sido por las ausencias escolares. Entre rumores y amenazas, muchos padres no quisieron asumir riesgos y dejaron a sus hijos en casa, aunque pocos faltaron al trabajo. El enorme despliegue de seguridad convirtió la capital en un gigantesco atasco. Dos soldados de EE UU murieron ayer en una emboscada en Mosul.
A primera hora de la mañana, el barrio de Karrada, de Bagdad, aparecía menos concurrido de lo habitual para un sábado, primer día de la semana en Irak. Casi todas las tiendas estaban abiertas, pero había menos gente en la calle y, sobre todo, menos tráfico. Sin embargo, a medida que fue avanzando el día, la situación se normalizó. Incluso hubo grandes atascos de tráfico, en especial en el centro de la ciudad, a causa del cierre de algunas arterias y del aumento de los controles policiales. Los automovilistas no escondían su malestar. Sólo la ausencia de escolares recordaba la amenaza de los insurgentes.
La escuela secundaria Al Kumait, en Karrada, cerró sus puertas a las nueve y media de la mañana. "Únicamente se han presentado siete alumnos y el director ha decidido enviarles a casa", explicaba el conserje, Diab Yabar. El centro tiene matriculados 1.100 chicos de entre 12 y 14 años. Sin embargo, ningún profesor faltó a su trabajo, a pesar de que esta semana habían recibido tres amenazas directas. "Tened cuidado, esta escuela va a ser bombardeada", advirtieron unos desconocidos a varios alumnos y en una llamada telefónica al director. No ha sido la única. "Los padres están preocupados", concedía ayer una de las maestras.
Uno de esos padres preocupados es Omar, un ex militar represaliado por Sadam Husein y reconvertido en empresario de hostelería. Su hijo mayor hace dos semanas que no va a clase porque en su escuela cayeron dos bombas y el director decidió suspender el curso. "La pequeña también está asustada, y, desde luego, hoy [por ayer], con los rumores, la hemos dejado en casa", apunta. "El chófer que les lleva al colegio nos advirtió el jueves de las octavillas convocando una jornada de resistencia", explica Omar, que admite, sin embargo, que él no las ha visto.
Ése es el problema. Todo el mundo ha oído hablar de ellas a un pariente o a un vecino, pero esta enviada no dio con ningún bagdadí que hubiera visto los panfletos con sus propios ojos. "Todo es una invención que han difundido las televisiones por satélite árabes, que son las que vemos en Bagdad", desestima Mohamed Abdul Mayid, director del instituto de bachillerato Al Maamum, donde estudian 800 adolescentes, bastantes de los cuales también faltaron ayer a clase. Sea como fuere, muchos ciudadanos se tomaron en serio los rumores. No es para menos. El pasado lunes, cuatro atentados aparentemente coordinados dejaron 43 muertos y dos centenares de heridos, los últimos de una ola de terror que se inició el pasado agosto con los ataques a la Embajada de Jordania y a la sede de la ONU. "Ésta es la guerra de guerrillas que se anunciaba para la toma de Bagdad y que nunca llegó a producirse", explica una funcionaria iraquí de la ONU, alarmada por el cariz que están tomando los acontecimientos.
Incluso Estados Unidos alertó a las embajadas extranjeras acreditadas en Bagdad y a sus propios nacionales. El mensaje pedía que se extremaran las medidas de seguridad durante este fin de semana, ya que hay indicios de que, coincidiendo con los seis meses del fin de los combates a gran escala, había riesgo de una ofensiva terrorista contra objetivos estadounidenses y relacionados con las fuerzas de la coalición. Ayer, al final del día, los peores augurios no se habían cumplido, al menos por lo que se refiere a Bagdad.
Sin embargo, fuera de la capital, los insurgentes prosiguieron sus acciones de guerrilla. Una bomba de fabricación casera mató a dos soldados estadounidenses en Mosul. Otros dos resultaron heridos. Los soldados, miembros de la 101ª división aerotransportada, viajaban en dos todoterreno civiles cuando estalló el artefacto justo al pasar frente a una comisaría. Su muerte eleva a 120 el número de militares muertos desde el fin oficioso de la guerra el 1 de mayo.
Más ataques
No fue el único incidente. En Hit, a 120 kilómetros al noroeste de Bagdad, testigos presenciales informaron del ataque a un convoy militar, aunque no hubo información oficial al respecto. En el otro vértice del llamado triángulo suní, 15 kilómetros al norte de Tikrit, imágenes de televisión mostraron el fuego provocado por un sabotaje en el oleoducto que va hacia Turquía. Fuentes del Ministerio de Petróleo reconocieron que no podrán reanudar el servicio esta semana como estaba previsto.
Las octavillas pueden haber sido una invención, pero las amenazas a las escuelas, reales o falsas, constituyen un hecho. El objetivo está cumplido: crear el pánico. "Sadam logró controlarnos porque destruyó nuestro sistema de educación y ahora está intentándolo de nuevo cuando él y sus criminales lanzan rumores de que las escuelas son un objetivo, de forma que los padres dejen a sus hijos en casa", asegura un tendero en la calle de Palestina. En sus proximidades, otras dos escuelas se hallan cerradas al final de la mañana.
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