Cómo ser agricultor y no morir en el intento
El mantenimiento y supervivencia de la agricultura en este país se está haciendo cada vez más difícil. Demasiados son ya los frentes que tenemos que defender con uñas y dientes para poder seguir produciendo en nuestras explotaciones de una forma digna para nosotros y nuestras familias.
La reforma de la Política Agraria Comunitaria pretendida por la Unión Europea y mal defendida por nuestro ministro de Agricultura, Arias Cañete, tiene como claro objetivo deslegitimar la actividad del agricultor, pretendiendo sustituir kilos por hectáreas, quitándonos el incentivo a la producción y basando el sistema de ayudas, que ya cada vez serán menos, en la superficie que se tenga, reforma que perjudica seriamente al cultivo del olivar, que por otro lado se enfrenta esta campaña a una superproducción que hará aumentar las penalizaciones por la cantidad máxima garantizada que tenemos asignada para el olivar.
Otro punto de la reforma de la PAC que afecta directamente a los agricultores granadinos es la reforma de la OCM del tabaco, que pretende eliminar las ayudas con las que contaban 1.400 familias cultivadoras granadinas. La reforma prevista acabaría con un sector de marcado carácter social, cuyo cultivo pese a estar cuestionado socialmente, seguirá produciéndose, si no es con el tabaco de Granada será con el que venga de fuera.
El tomate marroquí, otro gran problema que viene ya de tiempo atrás, con el que seguimos batallando y nos duele ya la boca de decirle a nuestro ministro que estamos hartos ya de ser moneda de cambio, que no negocien con nuestras familias a través del Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y Marruecos. Pues parece que no existimos, nos vuelven a aumentar el cupo de exportación asignado a Marruecos que por lo visto va a ser ahora ilimitado, así que qué más da que coincida con nuestro calendario de producción o que no existan controles en los residuos de fitosanitarios sobre sus tomates.
Y de controles vengo a parar ahora, desde que se aprobó el PGOU provisional de Motril, con los impedimentos que se están estableciendo para el crecimiento de la actividad agraria bajo plástico. Un sector que ha venido aportando riqueza y progreso al municipio de Motril, y que según las modificaciones que se están debatiendo sobre la ordenación de invernaderos parece que estorbamos y apestamos, y no es que estemos en contra de potenciar la actividad turística de nuestro municipio, los agricultores estamos a favor de una nueva ordenación y control de los invernaderos que sin duda beneficiaria al sector y al entorno, pero de forma también justa para aquellos agricultores que han hipotecado sus vidas en la instalación de un invernadero.
Por otro lado, qué bien que el IPC le haya tocado las narices a Aznar el pasado mes de septiembre, gracias a él se ha levantado la ampolla de los desorbitados precios de los alimentos que pagan los consumidores y la diferencia que hay entre los que cobramos los agricultores, porque si no es por el aumento del IPC el Gobierno no se sienta a estudiar e intentar solucionar el problema de los precios que venimos padeciendo los que producimos, pidiendo desde el mes de noviembre del 2002 el doble etiquetado en los productos y un estudio y control sobre los mismos.
A este bonito panorama que se nos presenta se le añade también dos importantes modificaciones que afectan al sector, por un lado la Reforma del Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social que entra en vigor a partir del 1 de enero del 2004, que más que modificarlo lo que quieren es eliminarlo e integrarnos en el mismo régimen que a los autónomos, sin tener en cuenta que el sector agrario tiene una serie de particularidades que necesitan de un régimen de seguridad social especial que tenía que haberse modernizado y no la eliminación encubierta del REASS, que es lo que pretenden lograr. Por otro lado, la nueva Ley de Arrendamientos Rústicos que ha aprobado recientemente el Gobierno, con la oposición del resto de grupos parlamentarios, que protege de forma excesiva a los propietarios en perjuicio de los derechos de los arrendatarios, quienes quedan en una situación de preocupante desprotección.
Y la pena es que estamos endeudados hasta las cejas, pero los plazos de los bancos llegan y esos sí que no perdonan, aunque lo cierto es que los vamos a tener que pagar en tres plazos "tarde, mal y nunca", porque tenemos un futuro muy negro, y con el desacoplamiento de las ayudas de la producción que hemos conseguido gracias a los cerebritos que tenemos en España y la Unión Europea, nos van a quitar de agricultor "ya, pronto y rápido".
Todas estas reformas, recortes, limitaciones, desprotección y despreocupación por parte de las administraciones, hacen que cada vez sea más difícil mantenerse en esta profesión nuestra, que es la de agricultor.
Manuel Rodríguez Martín es miembro de la Ejecutiva de COAG Granada
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