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Reportaje:AMERICA LATINA

La eterna disputa tarifaria

Argentina y las empresas privatizadas siguen enfrentando precios e inversión

Alejandro Rebossio

El Gobierno argentino y las empresas eléctricas, incluida Endesa y su filial Edesur, se han dicho esta semana de todo menos lindezas. Las compañías repitieron con virulencia que la congelación de las tarifas, vigente desde hace 21 meses, les impide concretar las inversiones necesarias para evitar un colapso del sistema en el próximo verano austral, colapso que el Gobierno niega.

Petrobras admite que por ahora resulta más importante tener un nuevo marco regulador antes que una subida de tarifas
El ministro de Planificación pone de ejemplos a Repsol YPF y Telefónica, que han anunciado inversiones sin amenazas de ninguna clase

La disputa de las tarifas está presente en Argentina desde enero de 2002, cuando se inició una devaluación del 65% del peso y un proceso inflacionario que fue intenso ese año (41%) pero que se aplacó en 2003 (2,6% hasta el momento). Sin embargo, nunca se había llegado a tanta tensión. Ésta es la primera vez que el suministro de un servicio se ve presuntamente amenazado.

El ministro de Planificación Federal y mano derecha de Kirchner, Julio de Vido, había advertido a principios de mes a las empresas privatizadas que primero debía discutirse sobre las inversiones y sólo después sobre tarifas. Lo hizo al día siguiente de que el Congreso sancionara una ley que permite al Ejecutivo negociar los más de 60 contratos de privatizaciones y concesiones hasta fines de 2004, pero que también lo faculta para aumentar los precios en caso de emergencia, antes de sellados los nuevos convenios.

Edesur anunció de inmediato una serie de inversiones que apuntaban a evitar cortes de energía, como algunos puntuales que sucedieron este año, y De Vido reaccionó advirtiéndole que los fallos en el servicio serían penados.

Aquella fue la primera escaramuza de la batalla que comenzó a librarse hace dos semanas. Las asociaciones de los tres sectores eléctricos, la generación, el transporte y la distribución, difundieron el pasado día 16 un documento que alertaba de que el suministro podía colapsar en diciembre próximo o en el invierno siguiente. El 17 se produjo una interrupción de la electricidad en zonas atendidas por Edesur, Edenor (Electricité de France, EDF) y Edelap (de la norteamericana AES) y el Gobierno comenzó a sospechar que se trataba de una estrategia premeditada.

Cadena de advertencias

El lunes pasado, todos los periódicos argentinos publicaron una advertencia del director de operaciones de EDF, Gerard Creuzet: "No estamos intentando estrangular al pueblo argentino pidiendo un aumento excesivo de tarifas, pero queremos cierto equilibrio: si no invertimos, la red se debilitará y habrá problemas operativos en el futuro". El propio Kirchner le contestó: "No negociaré bajo presión con nadie". El Gobierno contraatacó el martes y les recordó a las eléctricas que deben 2,6 millones de dólares de multas. El mismo día se sancionó con 468.000 a Aguas Argentinas, controlada por la francesa Suez Lyonnaise des Eaux y participada por Agbar, por un corte de servicio del domingo pasado.

En cambio, De Vido ha destacado como modelos a Repsol YPF y las compañías de telecomunicaciones, como Telefónica, que han anunciado inversiones, sin amenazas de ninguna clase. Por el contrario, el presidente de la Asociación de Transportistas de Energía Eléctrica de la República Argentina (ATERRA), Silvio Resnich, llegó a decir que el Gobierno estaba "haciendo futbito (destrezas con el balón) para la tribuna", en lugar de resolver la situación. El miércoles se reunió De Vido con presidentes de eléctricas para distender el conflicto, mientras que Endesa insistía desde España con su reclamación.

"Hay que terminar con este diálogo de sordos", recomienda el consultor y ex secretario de Energía argentino Daniel Montamat. "Vincular tarifas con inversión es una simplificación de las empresas y vincular cortes con chantaje es una simplificación del Gobierno", describe Montamat. Óscar Vicente, director de Petrobras, accionista minoritario de Edesur, admite que resulta más importante un nuevo marco regulador antes que una subida de tarifas para que las empresas planifiquen sus inversiones. De producirse aumentos, afectarían sobre todo a las grandes industrias exportadoras y se mantendrían los precios para las poblaciones de menores recursos.

Vicente desmiente a aquellos que advierten sobre un apagón para los próximos meses y agradece que el debate se haya instalado porque así se adoptarán medidas preventivas para evitar posibles interrupciones del servicio en determinadas regiones. Un informe del Gobierno prevé que en el verano austral se registren menos inconvenientes que otros años, pero advierte sobre los déficit estructurales en el norte, el oeste, la turística costa atlántica y las zonas aledañas a Rosario, la tercera ciudad de Argentina. "Podría haber cortes puntuales, como en todo el mundo ha habido, pero no será necesario un racionamiento", reconoció Montamat. Argentina teme que su recuperación se interrumpa como le sucedió a Brasil en 2001, que creció el 1,5% por el ahorro energético, en lugar del 4,5% previsto inicialmente. "No creo en la inminencia de un colapso, pero el deterioro de la infraestructura puede ir complicando las cosas", advirtió otro ex secretario de Energía, Jorge Lapeña.

Los expertos coinciden en que el déficit no se registra en la distribución sino en los otros dos sectores. En lo inmediato puede generar problemas el sistema de transporte, cuyo marco regulador sólo exige a los operadores el mantenimiento de las líneas de alta tensión actuales y no la construcción de nuevas. En un año o dos se precisarían más centrales de generación, un sector desregulado que dejó de invertir en 2000 por la escasa rentabilidad. Son todas inversiones que sólo se decidirán con reglas de juego claras y que demoran dos o tres años en plasmarse.

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