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CONFERENCIA DE DONANTES DE MADRID | Los países árabes

Los países árabes vecinos apuestan por Irak y donan más de 2.000 millones

EE UU no permite que el Banco Mundial y la ONU gestionen su aportación de 20.000 millones

La Conferencia de Donantes supone un paso hacia la normalización de relaciones entre Irak y su entorno árabe e iraní, que tan amenazado se sentía por el régimen de Sadam Husein. Antes de que éste atacase Irán, en 1980, miles de devotos iraníes viajaban cada año a las ciudades santas del chiísmo de Nayaf y Kerbala. Irán anuncia que ese flujo se reanudará. Las contribuciones de los vecinos de Irak a su reconstrucción era una de las incógnitas de la reunión de Madrid. Sus Gobiernos habían sido muy discretos sobre sus intenciones, aunque la diplomacia de EE UU no escatimó esfuerzos para convencerles de que superasen sus rencillas y fuesen solidarios. Eran los primeros interesados en lograr la estabilidad de Irak.

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Si para la delegación norteamericana la conferencia ha sido un éxito es, en buena medida, porque al final los árabes, sobre todo las monarquías del Golfo, se mostraron dispuestos a hacer grandes desembolsos. Arabia Saudí, el más poderoso de todos, anunció que pone sobre la mesa 1.000 millones de dólares (847 millones de euros). Kuwait, el emirato que Sadam invadió en 1990 y que busca aún a los desaparecidos de esa guerra, añadió otros 500 millones, que se sumarán a otros 1.000 que ya desembolsó. Los Emiratos Árabes Unidos aportarán 215 millones y el pequeño Qatar un centenar.

La cooperación iraní con su viejo enemigo iraquí no consistirá sólo en facilitar el turismo religioso. Se ha ofrecido a exportar hasta 350.000 barriles de petróleo a través de sus puertos, suministrarle gas y electricidad hasta que sea capaz de cubrir sus necesidades y poner a su disposición una línea de crédito de 300 millones de dólares.

Sin embargo, el Fondo Internacional para la Reconstrucción de Irak que nació ayer en Madrid poco se asemeja a la idea original. La parte de donaciones es ínfima si de la cifra total se descuentan los préstamos del Banco Mundial, el FMI, Japón y los países árabes. Añadido a esto, Estados Unidos, el principal promotor de esta campaña de ayuda e inversor en Irak, no ha cambiado de postura respecto a su negativa de permitir que su aportación de 20.000 millones sea incluida en este fondo, que gestionarán el Banco Mundial y Naciones Unidas.

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De los 73 países que participaron en la conferencia, sólo la UE especificó que sus 700 millones de euros son donaciones, es decir, que los iraquíes no tienen que devolverlos. La suma que ayer proclamaba el ministro de economía español, Rodrigo Rato, es una compleja mezcla de donaciones, préstamos, créditos a las exportaciones o al desarrollo, reducción o condonación de deuda y financiación de proyectos en distintos periodos de tiempo. Pero nadie, ni siquiera los participantes, tenían claro qué es cada cosa. El propio comisario europeo de Exteriores, Chris Patten, reconoció que "la cifra total que habían dado los técnicos del FMI y el Banco Mundial no distinguía los diferentes modos de financiación y que eso se sabrá más adelante, a medida que se vayan estudiando los compromisos de cada país".

Ateniéndose a los hechos, el Fondo de Reconstrucción de Irak ha nacido con apenas 700 millones de euros, la cifra que la UE ha prometido y que ha especificado que es donación, es decir, una ayuda sin devolución que gestionarán el Banco Mundial o la ONU, según al tipo de proyecto que vaya el dinero. Por su parte, ambos organismos internacionales presentaron ayer su propuesta de gestión del fondo de reconstrucción, y ésta incluye todos los procedimientos y controles que utilizan para vigilar sus propias ayudas. El problema no está en los organismos de gestión, sino en que el propio fondo de reconstrucción carece de peso al no tener el compromiso estadounidense. Si EE UU quiere financiar sólo lo que interesa con su dinero, otros países se preguntan por qué no pueden hacer lo mismo.

La mayoría de los países que prometieron financiación no fueron muy claros a la hora de dar detalles, de especificar cuánta ayuda era desinteresada, es decir, de si hacen una verdadera donación al flamante fondo o en realidad le hacen un préstamo a Irak. Rato dijo durante su intervención final de ayer que "las ayudas globales eran de 33.000 millones" y que "habría un fondo fiduciario común gestionado por el Banco Mundial y la ONU para canalizar las ayudas". Rato añadió que de "la cifra global quedaban excluidas las ayudas en especie, la asistencia técnica y los créditos a la exportación". Pero estos últimos montantes, en general, no suelen ser muy significativos. No obstante, Japón sí puede en este caso dar dinero para recobrarlo luego en especie. Japón debe importar el 97% del crudo que consume, así que es muy probable que dé créditos a un país como Irak a cambio de petróleo.

Patten aseguró que es normal que "en este tipo de cumbre no se den muchos detalles, sino cifras globales". Sin embargo, esto no ha tranquilizado a muchos países ni a muchos observadores. La opacidad con la que nace el Fondo de Reconstrucción hace sospechar que la mayoría del dinero son préstamos, y ello, a la larga, incrementará la ya abultada deuda de Irak. Incluso los créditos al desarrollo, que se dan para financiar infraestructuras -y en el caso iraquí, habrá muchos-, hay que reembolsarlos, aunque sea a un tipo de interés muy bajo. Añadido a esto, estos créditos suelen obligar al país que lo recibe a contratar a una empresa del Estado que da el préstamo.

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