Annan vincula el éxito en Irak a la seguridad

No puede haber reconstrucción sin seguridad y sin que los iraquíes cojan las riendas del poder en Bagdad. Éste fue, en sustancia, el mensaje con el que Kofi Annan, secretario general de Naciones Unidas, abrió ayer el debate en la Conferencia de Donantes de Madrid, en la que participan 77 países. La reunión debe servir para determinar las necesidades de Irak y sumar las aportaciones, directamente o a través de un fondo multilateral, que los participantes harán para poner en pie al país invadido.

No hubo ayer, en el recinto ferial de Madrid, ninguna voz discrepante con la necesidad de ayudar a Irak. Algunas delegaciones hicieron, sin embargo, hincapié en el previo restablecimiento de la seguridad mientras otras insistían en que esa cooperación que los donantes iban a brindar era, de por sí, un importante factor de estabilización del país. Estas últimas son las que están dispuestas a hacer mayores desembolsos.

Annan se situó más bien con los que anteponen la seguridad. Hizo un "llamamiento a todos para que sean generosos", pero también recalcó que "el éxito no depende sólo de la disponibilidad de recursos, sino también de varios otros factores". "El primero y más importante es la seguridad" en un país en el que los atentados son diarios. "Ésta será la restricción principal ahora y en el futuro previsible".

Los otros dos requisitos para garantizar la eficacia de la conferencia consisten en que sean "los iraquíes los que definan sus propias prioridades, adopten decisiones estratégicas" y, por último, que "las normas jurídicas y el marco económico y fiscal" de Irak "tenga legitimidad", es decir, que sea legislado por instituciones autóctonas.

Se reduce la inseguridad

El Ejecutivo español, anfitrión de la reunión, no puso tantas pegas a la hora de vaticinar un futuro apacible para Irak. "La inseguridad es un tema importante, pero está reduciéndose día a día", afirmó Fernando Díez Moreno, comisionado del Gobierno español para Irak. "Están, además, mejorando los servicios públicos", agregó, en un país en el que buena parte de la población se había quedado sin agua y luz.

Más allá de la recaudación de fondos, la cita de Madrid debe servir, según la ministra de Exteriores, Ana Palacio, para mandar una señal solidaria a los iraquíes. "El pueblo iraquí está pendiente de nosotros", subrayó. "¡No le defraudaremos!". Un problema en la megafonía hizo que su discurso fuera inaudible para una parte de los asistentes.

Pese a este apoyo verbal, los iraquíes se han quedado casi solos sobre el terreno, con el único acompañamiento de los ejércitos anglosajones. Tras la voladura de la sede de la ONU, organismos internacionales y ONG han hecho las maletas. "No tenemos a gente in situ", reconoció Chris Patten, comisario europeo de Relaciones Exteriores, y esto plantea un problema a la hora de gestionar la ayuda.

Por esta razón y, sobre todo, a causa del desbarajuste interno, Bagdad no puede administrar demasiadas ayudas. "Confío en que la conferencia sea capaz de obtener lo que la ONU y el Banco Mundial calculan que Irak puede gastar el año próximo", afirmó Patten. El país necesita, sobre el papel, unos 9.300 millones de dólares (7.800 millones de euros), pero sólo podrá absorber las dos terceras partes. De aquí al 2007 Irak requiere al menos 36.000 millones de dólares (30.050 millones de euros). A su vez, el Parlamento Europeo rechazó ayer una enmienda presupuestaria que proponía dedicar el año que viene 500 millones de euros a la reconstrucción de Irak, informa Ricardo M. de Rituerto. La Cámara mantiene su propósito de aprobar antes de fin de año la partida de 200 millones prometida por la Comisión Europea. La inesperada propuesta del Partido Popular Europeo de más que duplicar el gasto previsto para Irak fue calificada de brindis al sol por quienes la rechazaron (282 frente a 185, con 12 abstenciones), dado que no se decía de dónde iban a proceder tales fondos extra. La Comisión lucha con unos estrechísimos márgenes de maniobra, en los que es problemático hasta conseguir 200 millones. En el pleno de ayer quedó manifiesta la voluntad política de alcanzar esa cifra.

Chris Patten admitió también que no cabía esperar "gran entusiasmo, por parte de países especialmente hostiles a la intervención militar, cuando se trata de desembolsar para Irak". Aludía, entre otros, a Francia y Alemania, representados en Madrid por delegaciones de bajo nivel.

Inasequible al desaliento, Paul Bremer, el procónsul norteamericano en Irak, instó a Francia, Rusia y a las monarquías del golfo Pérsico a recortar la deuda de Irak pese a que la Administración estadounidense había prometido no abordar este delicado asunto en Madrid. La deuda iraquí oscila, según las estimaciones, entre 125.000 y 300.000 millones de dólares.

"Irak", declaró Bremer, "es un país rico temporalmente pobre que se merece un futuro de estabilidad y democracia". ¿Invertiría su dinero en Irak? "Sí, claro, soy optimista".