"Si los iraquíes logran comer, no habrá violencia"
James Wolfensohn, de 69 años, lleva ocho y medio al frente del Banco Mundial, va por el segundo mandato y, aunque le quedan 18 meses para irse, confirmó ayer que va a presentarse para un tercer periodo. Wolfensohn estaba ayer satisfecho con la respuesta que la comunidad internacional daba en Madrid a la colecta de fondos para la reconstrucción de Irak. Su entidad, sin ir más lejos, aportará hasta 5.000 millones de dólares para la reconstrucción de Irak hasta 2007. El presidente del banco, australiano nacionalizado estadounidense, está convencido de que la solución al problema de la falta de seguridad en Irak disminuirá mucho si la ayuda financiera es real, porque, según su experiencia, la expectativa de la prosperidad económica allana el camino a la paz.
Pregunta. "No más palabras, más acción". Ésta ha sido su frase en las últimas cumbres internacionales. ¿Cree que ha sido así en Madrid?
Respuesta. Bueno, cuando mencioné esta frase me refería a todos los países que necesitan ayuda, pero desde luego que incluye Irak, y aquí estamos en Madrid, para hablar de ese país. Es ahora cuando hay que actuar en ese país, y sobre la mesa hay un cálculo de que habrá un desembolso de unos 56.000 millones de dólares para reactivar el país durante los próximos cinco años. Lo que tenemos aquí es un buen comienzo. EE UU aportará unos 20.000 millones, unos 5.000 millones saldrán del Banco Mundial, y el resto, de otros países.
P. Estados Unidos pondrá el dinero, pero con la condición de que lo administrará por sí mismo. ¿Esto no pone en peligro la cohesión?
R. No creo que por esto haya problemas en la coordinación del desembolso de las ayudas, no lo hubo en Bosnia ni en Timor Oriental. Los fondos que no procedan de EE UU estarán bajo la custodia del Fondo para la Reconstrucción de Irak, y este dinero será a su vez administrado por Naciones Unidas, por una parte, y el Banco Mundial, por otra. Con respecto a la Administración estadounidense, todo lo que he oído de ellos, de Bremer y su gente, apunta a que trabajarán en cooperación con las autoridades iraquíes, buscando que la gente del lugar se involucre cada vez más en los proyectos de reconstrucción.
P. La mayor preocupación de los potenciales inversores es la inseguridad. ¿Cómo cree que se debe abordar este tema?
R. Si se muestra que hay voluntad y disponibilidad de recursos reales para la gente que los necesita, si la comunidad internacional es capaz de transmitir que habrá una ayuda real a la gente de Irak para que su vida sea un poco más confortable, entonces el nivel de violencia desciende. La gente dentro de Irak tiene que creer que tendrá una oportunidad de estar mejor, y ello hará que piense en esa oportunidad, y la expectativa de una vida mejor para ellos, para sus hijos, alejará a muchos de la violencia. Lo que quiero decir, en términos coloquiales, es que donde hay qué comer no se pelea, la ira es menor y eso allana el camino a la paz.
P. ¿Cuánto aportará el Banco Mundial de forma inmediata?
R. En el primer año desembolsaremos 1.000 millones, y en el segundo, una cifra similar; luego, veremos. El consejo del banco me ha dado la flexibilidad para ir viendo cada año los aportes que el banco hará y en qué proyectos. El banco nunca otorga todo el dinero de una sola vez, vamos haciendo los desembolsos basándonos en el desarrollo de los proyectos y las respuestas del país receptor, en este caso Irak.
P. ¿El interés en Irak irá en detrimento de las ayudas que necesitan otros muchos países en el mundo?
R. Como dije en la última reunión del FMI y el Banco Mundial en Dubai, los problemas en Irak son reales, pero también lo son las necesidades en otros países. No dejaré que la comunidad internacional se olvide de que tiene también una obligación con otros necesitados, aunque éstos no sean hoy portada de los periódicos del mundo.
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