El Senado de EE UU prohíbe la técnica más usada en abortos durante el segundo trimestre de embarazo

Las mujeres de EE UU que vayan a abortar apurando el límite de tiempo legal podrán encontrarse con un bebé prematuro -sin casi posibilidades de sobrevivir- o con su médico acusado de infanticidio en lugar de con una gestación interrumpida. El Senado aprobó el martes una ley que prohíbe continuar con la técnica más usada para eliminar el feto de más de 20 semanas, la llamada dilatación y extracción o aborto de embarazo parcial.

En los fetos de poco tiempo de gestación (los del primer trimestre), el método de interrupción de la gestación más habitual es la aspiración del feto. Cuando ha pasado más tiempo, la técnica que se utiliza consiste en inducir un parto.

Lo normal es que el proceso acarree la muerte del feto de menos de 22 semanas. Estas peticiones de aborto suelen deberse a que se han detectado malformaciones o dolencias que impedirían sobrevivir al niño. Muchas veces los médicos, para facilitar la operación y que suponga menos riesgo para la madre, pinzan el cordón umbilical antes de la intervención, con lo que el feto muere,

explica el ginecólogo Enrique Lebrero. Pero cabe una posibilidad -"excepcional", de acuerdo con el médico- de que el feto muestre signos de vida durante el proceso. Con la modificación de la ley estadounidense, si estos indicios perduran una vez que el feto haya asomado la cabeza o las extremidades hasta la altura del ombligo, el médico deberá intentar salvarlo. Si no, puede ser acusado de asesinato, informa Europa Press.

En España la ley permite el aborto hasta las 22 semanas de embarazo. Lo normal es que la mujer decida si quiere interrumpir la gestación mucho antes. Sólo en el caso de que alguna prueba médica, como la amniocentesis o una ecografía, muestre riesgos de que el niño nazca con malformaciones se practican abortos tardíos, indica Lebrero. "El caso estadounidense es más significativo porque intenta restringir el derecho de la mujer a abortar que por su número", afirma el ginecólogo, quien añade que prácticamente el 100% de los niños que nacen antes de las 22 semanas de gestación muere.